La violencia

Las violencias a las que hacemos frente las mujeres cis y trans gitanas tienen rostros y formas muy variadas, pero todas llevan la misma etiqueta: Antigitanismo.

Violencia patriarcal a través de construcciones deshumanizadas de las mujeres gitanas que nos relegan a una vida precaria o a la muerte.

Violencia política a través de la usurpación de nuestros lugares de habla y de enunciación política por payos de oenegés y feministas payas.

Violencia económica que nos impide el acceso a las condiciones materiales básicas para una vida digna.

Violencia urbanística que nos relega a vivir en guetos abandonados y criminalizados por las administraciones.

Y todas estas violencias son VIOLENCIA ANTIGITANA. Porque el antigitanismo estructura nuestra sociedad desde las relaciones sociales de la vida cotidiana hasta las instituciones educativas, sanitarias, políticas. Nuestras experiencias de violencia como mujeres gitanas están siempre atravesadas por el Antigitanismo.

La resiliencia

Por cada una de estas violencias, las gitanas ponemos en marcha estrategias de resistencia que tienen siglos de existencia.

Formas de lucha contra un sistema racista y machista.

Formas de subsistencia comunitaria. Formas de cuidado y resiliencia hacia nosotras, nuestro Pueblo y nuestra cultura.

Nosotras

Nosotras nos organizamos en redes y espacios seguros, donde podemos ser y luchar sin dejar atrás ninguna de nuestras identidades: cultural, de género, sexual, religiosa.

Nosotras SOMOS y SEREMOS porque a pesar de todas las violencias que ha enfrentado nuestra gente seguimos siendo gracias a miles de mujeres que no callaron, que no agacharon la cabeza, que defendieron su dignidad y la de su Pueblo. Las violencias del sistema payo no nos frenan y lucharemos hasta terminar con el Antigitanismo, el machismo, hasta el fin de nuestros días, por ti, por mis primas y por todas las mujeres.

¡Opre Rroma!

/publicado en Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad >>