Maria Virginia González Romero

Empoderamiento y de-colonización

Hace unas semanas y en el contexto de un curso que me encontraba realizando, el profesor Jose Luis Saavedra nos dio la tarea de buscar la Otredad en el espacio en el cual nos desenvolvemos y habitamos. Durante días me quedé reflexionando sobre ello. Me sentia incomóda. Yo vivo en el ombligo del neocolonialismo europeo (Alemania). Aquí, en esta realidad, yo soy esa Otredad.

Esta incomodidad me generó una serie de interrogantes, siendo una de ellas lograr situar la Otredad con el empoderamiento, partiendo de la premisa que en América Latina este concepto está relacionado a las ONG que imponen sus agendas de desarrollo a las comunidades. Pero para mí empoderamiento es la libertad de ser sin tener que doblegarme a determinadas normas y acciones planteadas desde la dominación, desde afuera, desde ese nosotros/as  al cual no pertenezco. Ese nosotros/as que me categoriza, racializa y determina mi socialización, y que para nosotras, que nos encontramos situadas en el corazón neocolonialista de Europa, implica buscar mecanismos de liberación. A causa de las múltiples experiencias racistas, sexistas y clasistas que he vivido como migrante, lesbiana y mestiza, me ha resultado muy clarificador analizar cómo la sociedad dominante construye palabras para definirnos: por ejemplo Migrationshintergrund: persona con fondo migratorio; esta definición conduce a una normalización del racismo y a un des-nombramiento del ser blanco. Pues cuando se habla de ello (Migrationshintergrund) no se está definiendo a una persona blanca venida de Inglaterra, de Francia, etc., sino a todas quienes somos parte del sur global. Por esa razón, me defino desde mi propia experiencia como mujer negra-exiliada politica.

Desarrollar un proceso de auto-definición es fundamental para construir comunidad; definición que the People of Color asumen como ejercicio político para crear alianzas tras enfrentar la marginalización producto de la violencia colonial (Noa Ha 2007). Por tanto, al hablar de Otredad implícitamente estamos hablando que existe un objeto y un sujeto; si hablamos de matriz de opresión significa en contrapartida que hay una estructura de privilegio.

Represión interiorizada  / esclavización interiorizada   

Para dar cuerpo a la dominación racista es necesario crear y presentar la Otredad  (der Anderen) desde una perspectiva blanca dominante. Este violento proceso, nos categoriza desde el conocimiento hegemónico occidental, como un otro-abyecto; aunque también busca normalizar en nosotros de que efectivamente lo somos. La construcción ideológica busca determinar nuestra subjetividad, en tanto marginales inadaptados y folclóricos frente a la racionalidad europea. Al asumir la manera en la cual nos han definido es cuando el proceso de estigmatización comienza a ser reconocido por quienes buscan –directa o indirectamente- establecer una diferencia jerárquica. Es así que nuestras identidades están permanentemente confrontadas a expectativas racistas. De esta forma es un objetivo pertenecer a lxs buenas extranjerxs, a lxs integradxs.  Aquí aparece la violenta presión de querer destacarte por encima de tu propia comunidad, impidiendo el desarrollo de acciones que promuevan la solidaridad colectiva e individual.

Descolonización y empoderamiento

La Descolonizacion es un proceso personal, político y social, que desde el dinamismo propio de la cotidianidad, voy construyendo para pensarme, nombrarme y autodefinirme. A la vez, es un proceso que implica ser consciente de nuestra historia colonial, de las estructuras que nos oprimen y que mediante la socialización hemos interiorizado. Por esta razón tal y como señala Paulo Freire: «Para sobrepasar la situación del oprimido, tiene la persona en primer lugar que reconocer las razones iniciales de ello, para que entonces con acciones distintas se pueda crear una nueva situación, una nueva situación que la dirija hacia una humanización plena.»

A medida que avanzamos en este proceso podremos desarrollar tanto individual como colectivamente estrategias de Resistencia. Por ello, cuando situamos el empoderamiento como práctica de lucha, implica ser consciente de cómo este engranaje reflexivo, político y epistemológico se fortalece cotidianamente para enfrentar, desde lo material y simbólico, las dinámicas de dominación que la Europa blanca esconde o niega bajo su discurso progresista, moderno y desarrollado.

En una situación como ésta es de especial importancia poner atención a nuestra salud emocional, escucharnos, establecer límites, redefinir nuestros espacios de seguridad y desarrollar una reflexividad que nos permita romper o inclusive transformar las dinámicas coloniales que han construido una Otredad, inmersa en estructuras institucionalmente racializadas (el mercado de trabajo, el sistema educativo, etc.).

Transformar la rabia en resistencia

A través de las experiencias racistas sentimos con frecuencia impotencia y rabia; Audre Lorde en su momento señaló Utilizar la Rabia como fuente de empoderamiento. Justamente en contextos de injusticia y opresión, la rabia nos transforma, nos moviliza enérgicamente para buscar caminos de liberación y acción enérgica por descorsetar las amarras que buscan limitar nuestras vidas, aquellas que nos condicionan como migrantes situadxs desde la Otredad;  de esta manera, la rabia la transformamos en resistencia a las violencias.

Nuestras experiencias de vida en la Europa blanca occidental se ven enfrentadas a múltiples situaciones que conllevan rabia y a veces frustración; provocan miedos y silencios. Es el silenciamiento una expresión de dominación, por esta razón considero que compartir nuestras experiencias es una acción política de liberación; es una reivindicación de quienes somos situadxs como objetos, y es a la vez, una estrategia para comenzar un proceso de empoderamiento.

Del silencio a la acción discursiva

  1. Para situar la acción discursiva de quienes hemos sido silenciadxs mediante la discriminación y/o marginalización, es prioritario definir nuestra voz a partir de experiencias situadas y encarnadas; es una acción solidaria, empoderada y descolonizadora hacia nuestros cuerpos. Así por ejemplo, hay personas que se definen como PoC (People of color), otras se definen como Afroalemanas y yo lo hago como Mujer Negra en Exilio.
  2. Otra forma de resistencia verbal o idiomatica, es resignificar lo ofensivo como perspectiva de resistencia. Así por ejemplo, Kanake en Alemania es una palabra superracista contra la población extranjera. Existe un grupo de teatro de jóvenes de origen turco que se llama Kanak Attak (el ataque de lxs Kanakes).

Para salir de ese silencio y transformar la rabia en acción de resistencia, es necesario comenzar a construir confianza y establecer alianzas. Pero cómo?, de qué manera hacerlo en una Alemania racista, violenta y clasista; cómo construir espacios de confianzas para comenzar a hablar, a conocernos y definir estrategias de liberación colectiva?.

Una de las formas que he encontrados en mis años de exilio en este pais han sido los seminarios y talleres que he emprendido con/hacia personas migrantes y racializadas. Entretejer redes entre los diferentes grupos y comunidades oprimidas tienen un gran potencial, juntas podemos de una forma mas fuerte y elocuente posicionarnos ante la dominación.

Pensando las alianzas desde el empoderamiento

La perspectiva del empoderamiento visto como acción contra el silencio y propuesta a la hora de pensar y construir alianzas es comenzar por reflexionar sobre cómo y con quiénes me siento bien; es pensarnos colectivamente en cómo el racismo actúa sobre nuestras corporalidades y subjetividades. Por ello, considero importante desarrollar rituales para pensar nuestra sanación. Noah Sow hizo un Videoclip en relación a esto: La sanación como un proceso de regeneración física, psíquica, espiritual y social. Una sanación que nos permite   fortalecer nuestro ser individual y social. Una sanación que implica una acción política de liberación.

El empoderamiento hacia la autonomía nos abre caminos, posibilidades, perspectivas de vida dentro de estructuras racistas y normativas de la Europa blanca etnocéntrica. Acciones destinadas a resignificar la Otredad, de devenir en sujeto más allá de estar situados como objetos de intervención, tutelaje o asistencia.

Por tanto y a modo de síntesis, desde mi experiencia como mujer, negra, lesbiana y exiliada en Alemania observo la necesidad de construir lazos de afinidad y complicidad como ejercicio político de liberación. Frente a la construcción simbólica que esta sociedad hace de nosotrxs, en tanto subalternxs, considero que para construir colectiva y críticamente voces audibles, es necesario reconocer de qué manera nuestros silencios han contribuido a resaltar las violencias que buscan llevarnos a un ostracismo social; es prioritario comenzar a entender de qué manera la historia colonial  se transforma desde una colonialidad activa que nos posiciona en una jerarquización socio-racial que nos niega en lo social, político y epistemológico; pero también y frente a quienes afirman que por vivir en la Europa blanca occidental estamos llenxs de privilegios, es fundamental abrir el debate en torno a ello, desmontar mitos y resaltar la violencia cotidiana, del cada dia,  de enfrentar el racismo. Eso sí y más allá de hacer visible estas y otras experiencias, para repensarnos colectivamente debemos salir del Rol de víctimas, debemos dejar de reproducir discursos, aparentemente críticos, que vuelven una y otra vez, a situarnos en este lugar de inferioridad y negación; sólo así podremos reconocernos y avanzar colectivamente hacia un espacio donde podamos actuar en bloque y como cuerpos activos y dispuestxs a transformar y recuperar nuestro lugar de enunciación. Aqui no se rinde nadie!
Maria Virginia González Romero es socióloga, economista e internacionalista. Desde su infancia he estado relacionada con la educación popular; su pensamiento está formado con la experiencia de su propia historia, práctica del pensamiento decolonial, feminista y queer.