Tjaša Kancler

En su texto “Who Can Speak? Decolonizing Knowledge” (¿Quién puede hablar? Descolonizando el conocimiento), Grada Kilomba plantea una serie de preguntas en relación con las instituciones académicas existentes: “¿Qué conocimiento se reconoce como tal? ¿y qué conocimiento no? ¿Qué conocimiento se ha hecho parte de las agendas académicas? ¿y qué conocimiento no? ¿De quién es este conocimiento? ¿A quién se le reconoce tener el conocimiento? ¿y   a quién no? ¿Quién puede enseñar el conocimiento? ¿y quién no? ¿Quién habita la academia? ¿Y quién permanece fuera en los márgenes? y, finalmente, ¿Quién puede hablar?»[1]

En relación con mi experiencia como migrante trans*, de la antigua Europa del Este (de la ex Yugoslavia, Eslovenia), que todavía encarno este simbólico Este por la reproducción continua de las diferencias entre el Este y el Oeste de Europa[2]; y trabajando desde 2009 como profesorx asociado precario en la Universidad de Barcelona, con el así llamado “contrato basura”, las preguntas de Kilomba me hacen pensar que para articular una intervención o aún más necesario, un movimiento político por la descolonización de la academia, tenemos que empezar por la relación del capitalismo con el colonialismo, a través de lo que Aníbal Quijano en los años 90 definió como la matriz colonial del poder. ¿Por qué? Si el poder opera a través de cuatro dominios interrelacionados, es decir, el control de la economía, el control de la autoridad, el control del género y la sexualidad, y el control de la subjetividad y el conocimiento, podemos afirmar que todos ellos son constitutivos y activos dentro de la academia (instituciones académicas) históricamente y hoy. Entrelazados en el sistema occidental moderno/colonial, el eurocentrismo fue producido en los últimos cinco siglos, a partir de la conquista española del siglo XV y la colonización de América, a través de un conjunto de valores capitalistas coloniales y un sistema de conocimiento que fue universalizado, borrando, silenciando y descalificando todo lo demás y a todxs nosotrxs. Esto significa que la academia, como argumenta Kilomba, no es un espacio neutro donde aprendemos y adquirimos conocimiento. Es más bien un espacio blanco, una fábrica eurocéntrica de subjetivación, una institución disciplinaria y una institución de control, cuyo objetivo es reproducir y mantener el sistema capitalista colonial existente a través de las continuas exclusiones en términos de clase, raza, género, sexualidad, capacidad, idioma, espiritualidad, etc.

En el contexto de las reconfiguraciones políticas post – Guerra Fría, cuando se dice que Europa del Este ya no existe, mientras que Europa del Oeste también se denomina «antigua», el proceso de desaparición de ciertas fronteras no significa que estén desapareciendo, sino más bien al contrario: se fragmentan, despliegan y se multiplican simultáneamente, convirtiéndose en zonas, regiones o territorios fronterizos. De esta manera la antigua Europa del Este ha sido transformada en una zona que hoy opera como una (nueva)frontera a través de la relación de repetición. Como escribe Marina Gržinić, se trata de una repetición del modelo político y económico de Europa del Oeste, de sus estructuras de gobierno y gubernamentalidad, sus modos de vida y modos de muerte, el control institucional, el control migratorio, su sistema de conocimiento (teoría) y regímenes estéticos (arte), hasta el activismo, etc.[3] Este proceso específico de colonialidad a través de la repetición se lleva a cabo también mediante la supresión de las historias “locales”, los conocimientos y las prácticas de resistencia. Después de la caída del Muro de Berlín en 1989, la movilidad de las fronteras que se corresponde con el proceso de ampliación de la Unión Europea y la expansión del capitalismo/colonialidad globalmente significa la fabricación de un “nuevo” régimen de control, basado en la tecnología bio-necropolítica.[4]

Si hoy la migración/trabajo, el capital, el género, la sexualidad y la raza no están en ningún lugar más disputados e incomodos que en la frontera, como escribe Gloria Anzaldúa, “Para sobrevivir en la frontera/debes vivir sin fronteras/Ser un cruce de caminos.»[5] Una herida abierta como forma de describir su dolorosa posición (marcada por la modernidad/colonialidad) es la de unx pensadorx fronterizx. Lo que esto significa lo explica Madina Tlostanova en nuestra entrevista de la siguiente manera: “Cuando eres la frontera, cuando la frontera te atraviesa, cuando no cruzas las fronteras con el fin de encontrarte en uno de sus lados, no discutes las fronteras desde una posición punto cero, sino en lugar de eso, habitas la frontera, en realidad no tienes muchas más opciones que ser unx pensadorx fronterizx»[6]. Esta afirmación pone en énfasis que no podemos hablar de la elección, sino es más bien la falta de ella, lo que hace que nos involucremos en el análisis desde los márgenes. Lo entiendo como un constante estado de transición desde el cual imaginar los potenciales para desengancharse del sistema capitalista colonial de poder. Cruzar, pasar o atravesar los confines de lo «normal», situado en un espacio liminal, el pensamiento fronterizo implica desarrollar una analítica interseccional y transversal. Es un intento continuo de impulsar una desnaturalización conceptual, con la intención de desafiar las lógicas fundamentales de la modernidad y sus disciplinas, desde la necesidad de reivindicar los derechos (también epistémicos) de lxs condenadxs[7]. Siguiendo Tlostanova, “tenemos que cuestionar el monopolio occidental del conocimiento, y la aplicación de las mismas teorías itinerantes ready-made, creadas en Occidente, ya fuera por los colonizadores, los ex colonizadores o por aquellxs que optaron por usar esta máscara, sobre el resto del mundo con su multiplicidad de historias locales y trayectorias de relaciones”.[8]

Cuando alcanzar el límite, de acuerdo con el análisis marxista, era un potencial para superar el capitalismo, después del 2008 la idea de la crisis como un «pasaje hacia» tiene un significado diferente. La crisis que dejó de ser una excepción periódica se ha convertido más bien en la norma, la fábrica de la vida social, de nuestra existencia, aunque vivir bajo condiciones excepcionales no es ciertamente nada nuevo en el Sur global y el Este. Si la academia eurocéntrica, marcada por la creciente corporativización, privatización y reestructuración neoliberal global, es una fábrica de producción de conocimiento colonial capitalista con sus sistemas de producción de verdad y su mercantilización, el lugar de producción y explotación de la subjetividad; en relación a sus modelos establecidos, modos de pensar, percibir y actuar que son hoy en día globalmente reproducidos, tenemos que tener en cuenta todas estas dimensiones para introducir un condición crítica, que señale nuevas-viejas formas de conflicto y permita impulsar un cambio radical.

Aunque había y hay varias iniciativas Indígenas, Negras, Feministas Decoloniales, Queer/Trans*, de Trabajadorxs Sexuales, activistas Migrantes, escuelas nocturnas[9], el movimiento Rhodes Must Fall[10] y otros movimientos Estudiantiles por la descolonización de las universidades, que deberíamos tener en cuenta como parte de la ya existente confrontación con la academia eurocéntrica, voy a mencionar en esta relación las dos siguientes: la Universidad Silenciosa y la Universidad de lxs Ignorantes.

La Universidad Silenciosa comenzó inicialmente en Londres en 2012, impulsada por el artista Ahmet Öğüt y organizada como una plataforma solidaria de intercambio de conocimientos autónomos entre refugiadxs, solicitantes de asilo y migrantes, con sedes en Amman, Atenas, Hamburgo, Mülheim/Ruhr y Estocolmo. Un grupo de profesorxs, investigadorxs y consultorxs que la dirigen contribuyen de diferentes maneras al desarrollo de cursos, investigaciones específicas, así como reflexiones personales sobre lo que significa ser refugiadx o solicitante de asilo. La Universidad Silenciosa propone una nueva institución fuera de las normas restrictivas de las universidades existentes, de las leyes migratorias y otros obstáculos burocráticos o jurídicos que enfrentan muchos migrantes Su objetivo es desafiar la idea del silencio como estado pasivo y explorar sus potencialidades a través de la escritura, performance y reflexión colectiva. La Universidad Silenciosa hace que el proceso de intercambio sea mutuamente beneficioso, al inventar también las monedas alternativas en lugar del dinero o servicio voluntario gratuito. Su trabajo se basa en una pedagogía transversal siguiendo una serie de principios y demandas, actuando en solidaridad y trabajando por la revolución de pedagogías decoloniales.[11]

La Universidad de lxs Ignorantes fue conceptualizada en 2014 por maíz, – una auto-organización de y para mujeres migrantes, como un espacio para producir conocimiento anti-hegemónico, así como discutir la noción de ignorancia, en el sentido de conocimiento que es socialmente ignorado. Su propuesta ha puesto en énfasis la necesidad de replantear las estrategias de los procesos políticos y educativos: las cuestiones de (des)aprendizaje, del discurso, de escuchar y ser escuchado, así como el papel de las prácticas artísticas y activistas, y la agencia de los espacios pedagógicos. La Universidad de lxs Ignorantes inscribió su práctica en la historia de las luchas decoloniales, al abrir el debate sobre la división internacional del trabajo, el género, el racismo y su relación con la migración, la reconexión de la teoría y la práctica, y en referencia a los zapatistas: buscando las respuestas mientras caminamos.[12]

[“La ocupación feminista del concepto antropofágico por parte de maiz traslada conceptos — Se trata de desplazar fronteras, de una apropiación emancipadora del espacio, así como una resistencia contra la exotización del otro. Es importante no sólo preguntar sobre qué se habla sino también quién habla para quién… y qué es reconocido, cuándo y por qué como conocimiento legítimo.” Foto: Ponencia de Luzenir Caixeta (maiz) durante la inauguración de la conferencia «Material Matters in Times of Crisis Capitalism: Transnational Feminist and Decolonial Approaches», Universidad Justus-Liebig, Giessen]

Ambas iniciativas demuestran que los movimientos por la descolonización continúan y se extienden a través de redes de acción translocales, desafiando y cambiando el sistema académico existente de producción de ficciones políticas, narrativas repetitivas y universalidad abstracta, imbricado en la historia de modernidad/colonialidad aún hoy presente. Al entender la dimensión global de la “crisis” desde la perspectiva de las epistemologías del Sur global y del Este, estos proyectos se  insinúan como nodos críticos en las grietas de la totalidad heterogénea y atienden a su complejidad, refinando las tácticas de resistencia, así como multiplicando los sitios de intervención. Mientras insisten en el reconocimiento de los conocimientos «otros» como parte de los movimientos decoloniales, estas iniciativas son importantes porque señalan que el conocimiento socialmente ignorado y silenciado está relacionado con las maneras de entender cómo las divisiones de clase, la racialización, el capacitismo, el sexo-género binario y la heteronormatividad se construyen históricamente y operan en la actualidad a través de las instituciones académicas capitalistas coloniales. Al mismo tiempo configuran un espacio para la producción de prácticas, memorias y relaciones que hacen posible no sólo una resistencia negativa sino también una re-existencia.

Contra la corriente de lo políticamente correcto o las nuevas especializaciones académicas para el beneficio personal y el prestigio de investigadores, entiendo la opción decolonial de hacer, sentir y pensar como una intervención política, un intento radical por desmantelar el sistema capitalista/colonial, sus estructuras institucionales(privatizadas) y fronteras. Esto significa, como escriben Yuderkys Espinosa, Diana Gómez, Karina Ochoa, insistir en la historia, la memoria y la contribución de aquellas voces y experiencias, que han producido  un cambio político, un cambio de perspectiva, y fracturas en el sistema existente, porque nuestra lucha actual se basa y nutre de los flujos anteriores de la resistencia a la hegemonía occidental de la producción del conocimiento. Además al enfatizar, como lo hacen Espinosa, Gómez y Ochoa, que muchxs de nosotrxs pasamos de ser un objeto de estudio a convertirnos en un sujeto de producción de conocimiento desde la diferencia colonial/imperial que es múltiple, nos advierten contra el silenciamiento de diferentes posiciones en nuestro trabajo político.[13]

Todo esto nos dice que para imaginar e impulsar un cambio radical en el sistema de interpretación y producción de la realidad, es necesario evidenciar la otra parte constitutiva de la razón (post)moderna. La transformación se tiene que realizar rompiendo los muros académicos, desafiando la economía política existente de la academia eurocéntrica global, sus disciplinas, metodologías, conjuntos de referencias teóricas, conceptuales, vocabularios y órdenes visuales coloniales para cambiar la “geografía de la razón” a través de intervenciones disidentes, (des)aprendizaje, producción de contragenealogías de pensamiento, sentido y sensibilidad transfeminista decolonial. Lo que es crucial aquí es continuar abriendo, accediendo, pensando y actuando desde las múltiples ubicaciones, organizaciones alternativas de lo social, y diferentes políticas y epistemologías que provienen del Sur global y del Este, interrelacionándose con el trabajo de sus diásporas críticas y confluyendo en un movimiento político de resistencia y por la descolonización.
Tjaša Kancler es activista y profesor asociado en el Departamento de Artes Visuales y Diseño – Sección Arte y Cultura Visual, BBAA, Universidad de Barcelona. Forma parte del colectivo t.i.c.t.a.c. – Taller de Intervenciones Críticas Transfeministas Antirracistas Combativas.
[*] Este texto es una adaptación de mi ponencia durante el «Summer Institute: Toward a non-Eurocentric
Academia: Border Thinking and Decoloniality from Africa and Asia to Europe and the Americas”, organizado por UNC, Chapel Hill y Duke University, EEUU, 14-22 de mayo de 2016.
[1] Grada Kilomba, «Who Can Speak? Decolonizing Knowledge», en Utopia of Alliances, Conditions of Impossibilities and the Vocabulary of Decoloniality (Vienna: Löcker, 2013): 27. Véase también Grada Kilomba, Plantation Memories. Episodes of Everyday Racism (Münster: Unrast, 2013).
[2] Ver Tjaša Kancler, «Cuerpo-política, imaginarios trans* y decolonialidad,» en Desde el margen, n1 (2017), http://desde-elmargen.net/body-politics-trans-imaginary-and-decoloniality/
[3] Ver Marina Gržinić, “Capital Repetition,”, Journal Reartikulacija, n8 (2009), http://grzinic-smid.si/?p=907
[4] Ver Marina Gržinić, «Subjetividades postsocialistas y postcoloniales después del 1989″, en Desde el margen, n2 (2018), http://desde-elmargen.net/subjetividades-postsocialistas-y-postcoloniales-despues-del-1989/
[5]»To survive the Borderlands/ You must live sin fronteras/Be a crossroads.” Gloria Anzaldúa, Borderlans/La Frontera: The New Mestiza (San Francisco: Aunt Lute, 1987): 217
[6] Madina Tlostanova, “Post-Soviet Imaginary and Global Coloniality: a Gendered Perspective,” entrevista con Madina Tlostanova por kronotop.org, Kronotop.org (2013), http://www.kronotop.org/folders/post-soviet-imaginaryand- globalcoloniality-a-gendered-perspective-madina-tlostanova/
[7] Ver Frantz Fanon, The Wretched of the Earth (New York: Grove Press, 1963).
[8]Madina Tlostanova, “Post-Soviet Imaginary and Global Coloniality,»
[9]Ver Marissa Lôbo, Catrine Seefranz, «Night School»,  http://www.nightschool.at
[10] Ver «Rhodes Must Fall, Writing and Education subcommittees», ed. Achile Mbembe, The Johannesburg Salon, Volume 9, http://www.jwtc.org.za/the_salon/volume_9.htm
[11]Ver The Silent University. Towards a Transversal Pedagogy, ed. Florian Malzacher, Ahmet Öğüt, Pelin Tan (Berlin: Sternberg Press, 2016) y «The Silent University», http://thesilentuniversity.org/
[12]Ver maiz, «The University of Ignoramuses», http://transversal.at/blog/The-University-of-Ignoramuses
[13] Ver Tejiendo de otro modo: Feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en Abya Yala, ed. Yuderkys Espinosa Miñoso, Diana Gómez Correal and Karina Ochoa Muñoz (Popayán: Universidad del Cauca, 2014).