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“Somos seres en contaste movimiento”. No podría ser distinto porque somos parte de la naturaleza viviente en este sistema solar. Nuestros vestigios demuestran que la historia de la humanidad está marcada por nuestros desplazamientos. Los motivos por lo que nos vemos forzados a abandonar los espacios en que nos hemos establecido o nacido son diversos; a lo largo de las trayectorias de las sociedades, podemos identificar algunos casos como principales: los cambios climáticos, ritmos naturales de los climas y ecosistemas, o guerras económicas, sociales y tecnológicas que implementan los poderosos contra un territorio, un país, una comunidad o un bando al que consideran contrario. Otros motivos pueden ser aspiraciones más individualistas, desde económicas hasta culturales. Todo esto parece estar claro en todas las personas, muchas veces ha sido repetido este discurso. Asimismo, también sabemos que son los desplazamientos del norte al sur (las expediciones) lo que produjo el mundo en el que vivimos actualmente.

“Somos migrantes”. Es en la última década del siglo XX cuando se comienzan a hacer políticas migratorias y para el año 2000, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decide proclamar el 18 de diciembre como día internacional del Migrante. Estas iniciativas por parte de estas organizaciones coinciden con un aumento considerable en los flujos migratorios del sur hacia el norte, aunque en efecto las migraciones internas entre los países del sur sean mayores, de acuerdo a datos aportados por la misma ONU. Por ejemplo, España a partir de 1998 recibe más migrantes que retornados, y para el 2000, la tasa de migrantes extracomunitarios es de más del 80%. En este país no se habló de crisis migratoria en la década del 70 cuando los españoles que emigraban eran casi diez veces más que el número de extranjeros censados para ese año. Son los países del Abya Yala, principalmente, los receptores de los españoles. Estas tierras una vez más les brindó una posibilidad de vida digna. Son muchos los que aun expresan gratitud. Ninguno de estos países implementó leyes como la Ley de Extranjería regulada por una empresa parecida a Frontex, ni habilitaron CIES para garantizar los “derechos humanos” de los europeos. Por el contrario, muchos países apoyaron económicamente a los “ciudadanos del viejo mundo” y facilitaron su inserción cultural a estas comunidades creando colegios, centros sociales, culturales, deportivos, exclusivamente para estas comunidades y sus descendientes.

En un afán de nuevo neocolonialismo la Unión Europea externaliza sus fronteras, controlando los flujos migratorios en terceros países y expandir sus límites de forma más intensa desde 2015. Desde hace años lleva sucediendo en la frontera entre Ceuta, Melilla y Marruecos famosa por su doble valla y las devoluciones en caliente, declaradas ilegales por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), los acuerdos para controlar la migración. Este modelo de frontera se vendió a Hungría con sus concertinas de fabricación española, la cual se gasto 800 millones de euros en construir una valla con Serbia y Croacia, con el objetivo de impedir el paso de refugiades. Varios países de la UE han hecho acuerdos con Turquía para realizar devoluciones de migrantes desde Grecia y para que les refugiades permanezcan en Turquía. Desde 2016 también han realizado acuerdos y proporcionado medios a Libia, principalmente desde Italia, para detener y encerrar a personas migrantes, en unas situaciones inhumanas e intolerables, con el objetivo de que no crucen el Mediterráneo. Incluso están intentando externalizar sus fronteras en la Franja de Gaza apoyando la invasión y los ataques a Palestina. Y han reforzado los controles en las fronteras europeas desde el pasado Octubre.

Dentro de las fronteras se intensifican las identificaciones policiales por perfiles étnicos y raciales, las redadas racistas, la detención de migrantes por no disponer del permiso de residencia o estar caducado, el encierro de migrantes en CIEs de hasta 60 días sin ningún derecho, las deportaciones…

Todos estos esfuerzos intensificados desde 2015, no han tenido como objetivo ayudar a las personas o mejorar el mundo, se han llevado a cabo esas medidas para incrementar la fortaleza de las fronteras e impedir la circulación de les migrantes llevándoles a recorrer rutas en las que su vida peligra mucho más. En lo que llevamos de año ya han muertos más de 2.839 migrantes en el mar por la falta de una ruta segura.

Cuando se habla de Migrantes, se remite a personas con unas características de raza/clases específicas; los migrantes son personas del sur (en su mayoría, racializadas procedentes de Africa, Abya Yala, Asia, Oceania y Europa del este) que se van a trabajar a un país (del norte) denominado como desarrollado. A estas personas desplazadas se les vincula directamente con la idea de desarrollo. Ciertamente, es la ideología del desarrollo lo que arranca las raíces que vinculan a las sureñas con la tierra. Nuestros antepasados fueron expulsados y arrancados de sus hogares, de su tierra por la ambición del oro, por la violencia blanca. Esa es la historia triunfante, es la historia que persiste. Aun somos forzadas a abandonar nuestros hogares para que los vencedores sigan saqueando nuestras tierras, destruyendo la naturaleza y construyendo su ideal de desarrollo.

Las históricas resistencias de nuestras comunidades son múltiples, hemos sobrevivido. La migración puede ser una más de esas resistencia, siempre y cuando recordemos por qué somos Migrantes. Tengamos la claridad de saber por qué nosotras estamos regidas por una ley de inmigración racista, por qué hay cárceles para nosotras las migrantes, por qué a nuestros hijos nacidos en países del norte le preguntan su origen. No podemos desconocer quiénes son los que construyen las políticas económicas globales que perjudican nuestras comunidades, quiénes son y de dónde los dirigentes de las empresas transnacionales extractivistas. Y no olvidar que nuestra historia (la de las migrantes) comienza en 1492.

Nos llaman extranjeras/es/os como si no viviéramos aquí, como si no saludáramos a nuestres vecines y amigues a diario, como si no tuviésemos familia aquí, como si no trabajáramos aquí, como si no estuviéramos. Nos llaman inmigrantes como si viniésemos de ninguna parte, como si viniésemos de un lugar ajeno de allí donde las tragedias son menos importantes, como si fuera un gran crimen el desplazarse de un país a otro. Por ello preferimos llamarnos migrantes porque existimos y habitamos aquí sin olvidar nuestros orígenes. Si somos capaces de mantener la memoria viva podemos darle una continuación a esta historia desde un lugar distinto al que nos ha sido impuesto.

A las comunidades racializadas y migrantes no nos interesa ni queremos que nos mantengan bajo la suela/tutela del neocolonialismo y la supremacía blanca. Allá donde se nos violente gritaremos, nos defenderemos, lucharemos y resistiremos como llevamos haciendo hasta ahora. Con orgullo mantenemos día a día nuestras herencias culturales y raíces. Sabemos el valor y poder inmensurable que sostenemos. No nos pensaremos con la intención de ajustarnos a los patrones q ustedes los blancos definen como blanquitud como pureza/bondad; no continuaremos blanqueando nuestras pieles, espiritualidades, creencias y costumbres. Protegemos así como recreamos nuestros razonamientos, formas de organizarnos y cuidarnos. Tras tanta erradicación al igual que negación hacia los pueblos racializados nos apoyamos todas en lucha antirracista. Nos levantamos contra la criminalización, infravalorización y abuso que se ejerce a diario por esta Europa neocolonialista, racista y xenófoba sobre nuestras existencias. Unidas y guerreras contra todo lo que nos violenta. Jamás acabaran con nosotras.

Nos oponemos a estas políticas de doble e incluso triple frontera, estas políticas que criminalizan a las personas migrantes, estas políticas de abuso y vulneración, estas políticas que pretenden borrar nuestras racialidades, etnicidades y espiritualidades, estas políticas neocolonialistas, estas políticas xenófobas y racistas, estas políticas que ponen en peligro a les migrantes y asesinan.