La opresión múltiple: genero, raza, clase
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»Que el discurso y la práctica política feminista sirva para la emancipación de todas las mujeres: las mujeres negras(…)», gitanas, latinas, asiáticas, indígenas »(…) las mujeres pobres, discapacitadas, ancianas, lesbianas,..; las mujeres blancas heteras económicamente privilegiadas.» (Barbara Smith) ¿Quién domina el discurso feminista? ¿Para quién estamos hablando o escribiendo? ¿Quién tiene el acceso al discurso que producimos? ¿Qué lenguaje usamos?
El lenguaje en el que expresamos nuestras ideas no es neutro. Demuestra desde dónde hablamos, quiénes somos, a qué clase social pertenecemos, con quién nos identificamos, cuáles son nuestras intenciones y, para quién dirigimos nuestro discurso.
Con este texto quiero romper el silencio, y hacer visible mi rechazo hacia el discurso dominante de las mujeres feministas blancas, que centran sus discursos exclusivamente en el género, como si fuera el único determinante que oprime a las mujeres. Su discurso y practica reflejan prejuicios de raza[1] y clase. Bajo la opresión de género iguala a todas las mujeres. El discurso y práctica que se basa únicamente en el género, defiende los intereses de un grupo de mujeres, no la de todas. Los análisis de la teoría feminista son del punto de vista de las mujeres blancas de clase media alta para mujeres blancas, en su vocabulario académico, poco accesible. No refleja la complejidad de las experiencias de mujeres que viven la opresión múltiple por género, raza,clase…
Partiendo de que un movimiento feminista realmente transformador las incluiría a todas, yo como la única mujer negra del movimiento feminista autónomo de Barcelona, siento la necesidad de desafiar a las feministas blancas con quien comparto espacios políticos, y también con las que no, a analizar de qué modo la raza, el género y la clase se estructuran mutuamente entre sí; de cómo se experimenta el género desde el racismo; a cuestionar los efectos de una educación racista, post/neocolonial. A reflexionar sobre su privilegio de raza, de clase, ante la mayoría de mujeres, cuyas voces están silenciadas, porque viven preocupadas por la supervivencia económica, la discriminación racial… Y no tienen la misma disponibilidad de tiempo, porque tienen hijos; dos curros y libran una vez a la semana; ni la misma oportunidad para crear discurso y articular de forma escrita su opresión. Porque no tienen el dinero para acceder a los medios de producción, ni el tiempo. ¿Quién tiene acceso a la universidad, a la información, a los medios de comunicación, a una carrera profesional cualificada, al dinero…?Las mujeres blancas, cultas, materialmente privilegiadas, con una variedad de opciones a la hora de elegir carrera y estilo de vida.
»Los requisitos de la producción de las artes visuales también contribuyen a determinar en términos de clase a quién pertenece la forma artística. En estos tiempos en que los materiales tienen unos precios abusivos, ¿quién son nuestros escritores, pintores, fotógrafos? Hemos de ser conscientes de los efectos que tienen las diferencias económicas y de clase en la adquisición de los medios para producir arte.» (Audre Lorde) Y como explica Rita Mae Brow: »La clase es mucho más que la definición de Marx sobre las relaciones respecto de los medios de producción. La clase incluye tu comportamiento, tus presupuestos básicos acerca de la vida. Tu experiencia – determinada por tu clase – valida estos presupuestos, como te han enseñado a comportarte, que se espera de ti y de los demás, tu concepción del futuro, cómo te sientes, piensas, actúas. Son estos patrones de comportamiento en los que las mujeres blancas y de clase media se resisten a reconocer aunque quieran perfectamente aceptar la idea de clase en términos marxistas, un truco que les impide enfrentarse de verdad con el comportamiento de clase y cambiar en ellas mismas ese comportamiento.»
A lo largo de la construcción de la teoría feminista basada en la opresión común, excluye las diferencias de una opresión en parte compartida. La necesidad de unidad crea una supuesta homogeneidad de experiencia que en la realidad no existe. Las mujeres compartimos algunos problemas y otros no.
Cuestionemos la política homogénea que hace invisible las particularidades de opresiones específicas que oprimen a muchas mujeres, como raza, clase…; que silencia la diversidad de voces; las singularidades de cada experiencia; las diferencias culturales, sociales, sexuales, de edad, identidad… No estamos luchando en beneficio de una o un grupo de mujeres, tratemos temas que nos afectan a todas las mujeres.
Como mujer negra lesbiana, inmigrante[2] sin papeles, no tengo el color, el género, la sexualidad y nacionalidad apropiadas. Crecí con el racismo, sexismo, clasismo, no puedo obviarlo, esta aquí en cada paso que doy, recordándome de dónde vengo y quien soy.
Como negra me atraviesa la historia de mis antepasados colonizados, y hoy soy marginalizada; discriminada; asociada a la delincuencia, a la ilegalidad, a la periferia; considerada mano de obra barata…
Como mujer negra llevo conmigo la herencia de la violencia sexista colonial hacia las mujeres negras, y hoy soy el sujeto exótico en el mundo de los blancos…
La política globalizadora, los discursos pos modernos han camuflado la realidad racista en que vivimos, poniéndolas en un marco multicultural que minimiza el factor histórico de 500 años de esclavitud, y actualmente el neocolonialismo: la ley de extranjería, los centros de internamiento para inmigrantes, el reforzamiento de las fronteras, la Europa fortaleza…
Con frecuencia hacemos de las diferencias barreras infranqueables, un motivo de segregación o hacemos que no existen. Las diferencias están. Dibujemos nuevos modelos de relación entre las diferencias, pero de verdad. Salgamos del marco meramente teórico. Las palabras no son suficientes. La teoría no destruye el racismo, clasismo… Son necesarios actos visibles y públicos.
Empecemos por reconocer qué diferencias hay entre nosotras, mediante la comprensión de la crítica. Las diferencias no son lo que nos separan. Lo que nos separa es la renuncia a reconocer las diferencias y a desmontar las distorsiones por omitir ciertas diferencias. Hacer caso omiso de las diferencias que hay entre las mujeres y las implicaciones que tienen, representa una amenaza para la movilización conjunta de las mujeres.
En la estructura del poder patriarcal capitalista, uno de los privilegios es tener piel blanca, y a pesar de eso veo a muchas mujeres feministas blancas tener la misma actitud que muchos hombres, cuando hacemos visible su privilegio. Negar su privilegio, su responsabilidad en la lucha contra el racismo… tener actitudes defensivas… Con esa actitud sólo obstaculizamos la comunicación y la acción. Las actitudes defensivas es otra forma de preservar la ceguera racial y la continuidad de actitudes racistas, clasistas…
»Si participas consciente o inconscientemente en la opresión de tu compañera negra y ella te critica, responder a su ira con la tuya sólo servirá para que nuestra comunicación se convierta en un intercambio de hostilidades. Será una pérdida de energías, pues no permitiremos aprender unas de las otras, y sí crear una batalla entre nosotras para imponer nuestra verdad. » (Audre Lorde)
No podemos obviar lo que es evidente, aunque sea difícil aceptar las críticas, mas cuando éstas ponen a las mujeres feministas blancas en el lugar de opresoras. Es necesario hacer visible las diferencias, aún cuando reconocerlas supone perpetuar el viejo esquema de relaciones de dominante/dominado. Por qué repetir los mismos errores si los observamos, aprendemos de ellos y construimos sobre ellos?
Quería recordar la educación racista que han heredado. Ciertos valores, discursos y actitudes de superioridad racial que han incorporado, y que sin ser cuestionados quedan intactos. Y que es evidente, basta hacer un repaso en la historia de mujeres feministas blancas. El racismo aún requiere una implicación y un compromiso analítico. Sin embargo la raza no figura en nuestro discurso feminista.
Cuando se habla del tema es para decir que es algo a hablar algún día.
O en formato pregunta ¿»Por qué las mujeres inmigrantes no se acercan?»
O en formato excusa: »Es que en nuestros espacios políticos no hay mujeres inmigrantes.»
La lucha para sus protagonistas, pero nunca habrá un cambio real y sincero si las mujeres feministas blancas no tienen un papel activo en la lucha contra el racismo. Porque sólo la actuación colectiva genera cambios sociales, políticos, económicos…
El papel activo de las mujeres feministas blancas en la lucha contra el racismo no debe ser por sentimiento de culpa, sino por una necesidad de no querer formar parte de un sistema racista y luchar en contra de los valores racistas que han sido forzadas a incorporar. Y que ahora que son suyos, pueden modificarlos.
Por ultimo, quiero comentar la mirada de las feministas blancas Europeas hacia las mujeres del »tercer mundo». Muchos de los discursos feministas Occidentales referentes a las mujeres del «tercer mundo», hablan de nosotras como si no tuviésemos consciencia de nuestra opresión. Usan un tono victimizador y paternalista hacia nosotras.
Las condiciones de nuestras opresiones no son las mismas. Son distintos los contextos que vive cada una a lo largo del mundo, en diferentes espacios geográficos. Las diferentes realidades en que vivimos cada una y que nos distinguen de las otras mujeres no son ni inferiores ni superiores.
Aún así las feministas blancas nos definen, hablan de y por nosotras, sin cuestionar las situaciones, condiciones y contexto de nuestras vidas que nos distinguen; que nuestras herramientas de lucha no son las mismas. Todo esto sin tener una consciencia ni hacer un trabajo real sobre el racismo y clasismo.
¿Cuántas fueron las charlas que ha habido sobre género, violencia de género, inmigración, sexualidad, racismo… y ¿quién tiene la oportunidad para hablar sobre nuestra situación como mujeres, inmigrantes…? Las feministas blancas académicas, institucionales… ¿Y por qué?Si sabemos donde encontrarlas. En el frente contra la violencia racista y clasista. Estamos invisibles pero accesibles.
Si hago críticas al movimiento feminista no es para minimizar la importancia de las luchas feministas sino con el propósito de enriquecer nuestro discurso, de abrir la puerta a las diferencias, para crecer juntas y sostenernos unas a las otras. Porque que es la teoría Feminista, si es racista y clasista.
Propongo: trabajar juntas tanto en lo común como con la heterogeneidad de las experiencias; reflexionar sobre las diferencias y el papel que ocupamos cada una. Hacer talleres sobre racismo; criticar la hegemonía racista, clasista y sexista …
/la primera publicación del texto en 2008 «mujeres preocupando 8», Barcelona