Igual que sabemos chuparla, sabemos morderla!
En primer lugar queremos aclarar que no venimos a justificarnos de nada pues somos putas libres, felices y a nadie debemos explicaciones. No nos arrepentimos de ser quienes somos, no pedimos perdón ni permiso, no dejamos nuestras vidas ni nuestras prácticas a merced de juicios ni prejuicios patriarcales. Nos aburre «in extremis» el ojo que nos lee como mujeres desesperadas, como mujeres sin salida. Estamos hartas de que sobre nuestros coños hable cualquiera que crea tener la solución a ningún problema. Follamos y cobramos por ello, trabajamos y cobramos como cualquiera en este sistema capitalista, no somos victimas mas que de la concepción social de la sexualidad, mas que del estigma que os empeñáis en alimentar. Somos las supervivientes y no nos vamos a callar más.
Hemos tomado la humilde decisión de decir no a tener más miedo, de recuperar nuestra dignidad robada y pisar las calles como lo que eran, nuestras calles históricamente. Nosotras, las putas hemos sido un claro ejemplo para muchas mujeres de que el espacio público también es nuestro de día y de noche, de que podemos sexualizarlo a la vez que marcar límites, cuidarnos y tejer alianzas.
Somos un ejemplo de como neutralizar la idea del sexo débil. Estamos y seguiremos estando, ocupando espacios que nos pertenecen, como dicen las compañeras feministas «La nit es nostra» y «Dret al propi cos».
Cansadas de hablar para defendernos de continuos ataques de la derecha, de la izquierda, del centro, de arriba y de abajo, de todos colores y posturas hemos decidido dar una clase de ética puta a las que sin conocernos y sin acompañarnos se atreven a cuestionarnos desde la sexofobia y la putofobia.
Queremos follarnos, y esta vez gratis, un par de mitos, leyendas y prejuicios que usa la sociedad sexofoba y putofoba con respecto a nuestro trabajo:
-Las putas no hacemos un trabajo social, no somos psicólogas, ni buenas amantes, ni buenas escuchadoras, no somos putitas de la caridad, trabajamos, y así lo entendemos desde el momento en el que nuestra forma de nutrirnos económicamente es ofrecer servicios sexuales a cambio de dinero, somos clase obrera pese a quien pese.
– Las putas no estamos aquí para reducir las tasas de violaciones machistas, no negociamos con la violación, la combatimos, la repudiamos, basta de responsabilizarnos indirectamente de ese tipo de violencias.
– Las putas no somos victimas de trafico o trata, no somos putas y después nos trafican o nos explotan sexualmente. La prostitucion es aquella que se ejerce (entendiendo el contexto actual) en las mismas condiciones que cualquier otro trabajo. En el momento en el que se trafica con una mujer estamos hablando de violación en todos los sentidos, física, sexual y emocionalmente, estamos hablando de un atentado terrorista patriarcal. Por lo tanto como cualquier otra trabajadora, estamos en contra de la explotación, la trata con fines de prostitucion forzada, y la esclavitud laboral, y entendemos que en el caso de las mujeres hay una doble opresión, por lo tanto nuestro posicionamiento es apuntar a la raíz, al capitalismo, las leyes racistas y el patriarcado.
– Los clientes no compran nuestros cuerpos, no nos violan por dinero, no hacen lo que ellos quieren con nosotras. Nosotras somos las que ponemos los límites, ellos nos buscan y nosotras negociamos, como la panadera negocia alquilar su tiempo, sus manos y su experiencia.
Por supuesto que el trabajo asalariado es muy cuestionable, sigamos dando caña contra el, pero en toda su complejidad y con un análisis critico de quien es el enemigo.
– No queremos ser salvadas. Basta de pateralismos hacia las putas, basta de poner en nuestras bocas decisiones tomadas por terceras personas, sacad vuestras morales de nuestras bocas y vuestros rosarios de nuestros ovarios.
– Las putas no nos callamos y asumimos con la cabeza agachada, no decimos «Amen» a las decisiones de cualquiera. Alzamos nuestras voces para decir que aquí estamos y que con nosotras quien quiera, contra nosotras quien no tenga conciencia de clase.
Y por último!
Si queréis abolir algo, abolid la violencia, abolid el matrimonio y el trabajo asalariado, abolid la tortura, el racismo, la transfobia y la lesbofobia, el maltrato animal, el control social, los estereotipos, la serofobia, el miedo a la libertad, la ley de extranjería, las prisiones, las fronteras, el clasismo, abolidlo, pero de nuestra mano, no a nuestra costa, nunca más por encima de nosotras.
«Nuestros barrios serán la tumba de la moral burguesa.»
Las putas feministas, felices y combativas