Carta de la KJK (Movimiento de Mujeres Kurdas) a la portavoz del concejo indígena de gobierno
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Para la compañera María de Jesús Patricio Martínez, representante de la voluntad del pueblo indígena de México y del Congreso Nacional Indígena
En primer lugar, queremos enviar a nuestra hermana mexicana nuestro más sentido respeto y saludos revolucionarios desde las montañas del Kurdistán hasta las cordilleras de Sierra Madre más allá de los océanos. A pesar de los ríos, las montañas, los desiertos, los valles, cañones y mares que nos separan, somos hermanos y hermanas indígenas, sin importar en qué parte del mundo estemos. Nuestra lucha, nuestra resistencia contra la ocupación y el colonialismo, nuestro sueño por una vida libre es común y en este sentido, como Movimiento de Liberación del Kurdistán, declaramos que consideramos la lucha por la autodeterminación, la auto-administración y la autodefensa de los pueblos indígenas de México organizados en el Congreso Nacional Indígena (CNI) como nuestra propia lucha y la apoyamos basados en los principios de solidaridad revolucionaria. Los pueblos indígenas son las venas por las cuales los principales valores culturales y sociales de la humanidad se vienen transmitiendo desde los primeros momentos de la socialización hasta nuestros días. Sin duda ningún pueblo es superior a otro, pero en un momento en que la modernidad capitalista trata de destruir todo valor comunal, los pueblos indígenas son el resguardo del tejido social de toda la humanidad. Los miles de años de memoria colectiva resurgen en nuestras canciones, en nuestros rituales, nuestras oraciones, nuestros tatuajes, nuestras danzas y nuestras tradiciones. Por lo tanto, la lucha por la identidad propia contra los intentos de la modernidad capitalista de borrar las raíces y la memoria de nuestros pueblos, se convierte en la más valiosa de las resistencias. En América Latina como en el Kurdistán, las mujeres lideramos esa resistencia. En nuestros países, que fueron las cunas de miles de años de cultura de la diosa madre, la mujer y la vida, la mujer y la libertad, la mujer y la tierra, la mujer y la naturaleza están inextricablemente vinculadas entre sí.
En Kurdistán expresamos esta realidad en nuestro lema “Jin Jiyan Azadî”, que significa “Mujer Vida Libertad”. El cuerpo y el alma de la mujer son el reflejo del universo en la tierra. Hace miles de años, durante la Revolución Neolítica, fueron las mujeres a través de su organización social las que lideraron todos los cambios que hicieron posible el labrado de la tierra y el comienzo de una vida sedentaria en armonía con la naturaleza. Esa es la razón por la cual la civilización patriarcal del estado, que se produjo en forma de una contrarrevolución basada en la dominación, la explotación y la ocupación, esclavizó en primer lugar a las mujeres. Paralelamente a la dominación de las mujeres se aceleró la dominación de la naturaleza. Fue a través de la opresión de la primera naturaleza que devino la segunda, transformándose ambas en las pinzas que la modernidad capitalista utilizó para presionar con fuerza a la sociedad histórica y así poder destruirla. La actual dominación ejercida contras nuestros pueblos es el resultado de esa mentalidad. Por lo tanto, la resistencia legítima surgida en pos del autogobierno, la autodeterminación y la autodefensa, representa la mayor lucha por la libertad que pueda ejercerse.
Nosotros en Kurdistán hemos desarrollado nuestra propia defensa contra las fuerzas capitalistas modernistas y los ataques de los estados colonialistas que ocupan nuestro suelo, iluminados por las experiencias de lucha de los pueblos indígenas de América Latina. Queremos que sepan que recibimos una constante y especial inspiración de sus experiencias de autogobierno, de buen gobierno y de comunalismo. Esperamos que nuestras experiencias y logros en la lucha representen del mismo modo fuentes de inspiración también para ustedes. Una de las mayores conquistas de nuestro movimiento es la igualdad de participación y representación de las mujeres. Fue el resultado de grandes sacrificios e intensas luchas llevadas a cabo por las mujeres, como finalmente logramos nuestra participación por igual en todas las instancias de toma de decisiones. No como individuos, sino como representantes de la voluntad organizada y colectiva del Movimiento de Liberación de las Mujeres del Kurdistán, es que estamos tomando nuestro lugar en cada aspecto de la lucha. Con nuestro sistema de copresidencias, establecidas desde abajo hacia arriba, representamos la voluntad de las mujeres en cada decisión y desarrollamos una política democrática contra las formas centralistas y patriarcales de la política tradicional. Pero para ello fue necesario convertirnos definitivamente en una fuerza organizada. Estar organizadas es el criterio más importante para lograr el triunfo. En la medida en que estemos organizadas, somos capaces de resistir contra el sistema colonialista y dominante y construir nuestra propia alternativa de gobierno. En este sentido, la organización es nuestra mayor arma de autodefensa. En el pasado muchos pueblos y movimientos no han podido alcanzar los resultados esperados porque no estuvieron lo suficientemente organizados. No fue posible transformar algunos momentos históricos en grandes victorias precisamente por esa falta de organización. Quizás no se haya comprendido en profundidad el significado y la importancia de este hecho, pero hoy estamos en otra etapa. Nos enfrentamos con el deber de multiplicar nuestros esfuerzos para aumentar los niveles de organización ante esta nueva oportunidad de triunfo – en un momento en que el sistema capitalista modernista vuelve a atravesar una profunda crisis en sus aspectos más determinantes. La historia nos está demandando esto. Ustedes como Congreso Nacional Indígena han podido reconocer esta realidad, al declarar las elecciones presidenciales en México como una instancia clave dentro de un proceso que desembocará en el aumento de sus niveles de organización.
Como Movimiento de Liberación de Mujeres de Kurdistán queremos expresar nuestro apoyo a esta decisión, basadas en la convicción de que este objetivo será cumplido y llevado a un nivel mucho más alto a partir de estas elecciones y de las estrategias desarrolladas a tales efectos. Nuestro líder Abdullah Öcalan, que aún se encuentra encarcelado bajo las condiciones más severas de aislamiento por el estado colonialista turco desde 1999, hizo un análisis muy importante en relación a esto a finales del siglo XX. Nuestro líder Apo, previó que el siglo XXI sería el siglo de la liberación de las mujeres, si nosotras como tales, éramos capaces de crecer y determinar nuestros modos y mecanismos de organización. La razón de esta conclusión fue la evidente crisis estructural del sistema patriarcal, que se ha basado en nuestra esclavitud. El sistema patriarcal pretende superar esta crisis incrementando sus ataques contra las mujeres hasta llevarlos al nivel de una guerra sistemática. Al concentrar sus ataques contra las mujeres de todo el mundo con diferentes medios y métodos, el sistema intenta truncar el camino hacia la liberación que hemos iniciado. Los asesinatos de mujeres que alcanzaron el nivel de genocidio en su país y los asesinatos de mujeres líderes en América Latina son los indicadores más concretos de esta realidad.
Queremos que sepan que consideramos a todas las mujeres y líderes de los pueblos indígenas que han sido asesinadas por los brazos que operan desde el sistema dominante, como nuestras propias mártires y luchamos también para hacer realidad sus mismos sueños y esperanzas. Para nosotros los mártires no mueren. De ellos tomamos la fuerza y renacen en cada lucha que iniciamos. En este contexto, la decisión del pueblo indígena mexicano de declarar a una compañera como representante de su voluntad y hacerla su candidata en las próximas elecciones presidenciales, es muy significativa. En este sentido la compañera Marichuy no es solo la voz de los indígenas de México, sino al mismo tiempo de todas las mujeres del mundo. Queremos expresar que consideramos muy importante y valiosa la candidatura de la compañera Marichuy como representante de los pueblos negados, de las mujeres esclavizadas y de los miles de años de sabiduría ancestral que la modernidad capitalista quiere hacer desaparecer.
Como Movimiento de Liberación de las Mujeres del Kurdistán declaramos todo nuestro apoyo y solidaridad a la compañera y al Congreso Nacional Indígena, no sólo en este momento de coyuntura electoral, sino en toda la lucha que su Movimiento está llevando adelante. Sabemos que no es relevante en sí mismo el resultado de las elecciones, ya que es sólo uno de los caminos que los pueblos indígenas de México se han dado en este proceso y en este momento particular de la lucha. En ese sentido la victoria ya está dada. Porque el sistema capitalista modernista se alimenta de la división de las fuerzas y de la desorganización de los pueblos y las sociedades que quiere dominar; pero ustedes ya han construido el terreno para el éxito formando su unidad organizada. De ahora en adelante es importante no perder de vista este objetivo, que no es otro que el de crecer en organización. Su triunfo será nuestro triunfo. Nuestra lucha es su lucha. Somos el pueblo hermano de las montañas que han surgido de las mismas aguas profundas. Incluso desde nuestras diferentes lenguas compartimos los mismos sueños, nos enamoramos de la misma utopía y resistimos en aras del mismo amor. Les enviamos desde aquí toda la fuerza necesaria en esta nueva etapa, los saludamos con nuestros más genuinos sentimientos revolucionarios y los abrazamos con toda nuestra solidaridad y camaradería.
¡Viva la hermandad de los Pueblos!
¡Viva el Internacionalismo Revolucionario!
¡Mujer Vida Libertad! Jin Jiyan Azadi
/publicado en Rojava Azadí, 7 de Junio de 2017