Por el reconocimiento y la justicia social
[Fotografía: josengalo.com]
El hecho es que la civilización llamada “europea”, la civilización “occidental”, tal como la configuran dos siglos de régimen burgués, resulta incapaz de resolver los dos mayores problemas a que su existencia misma ha dado origen: el problema del proletariado y el problema colonial; que, llamada a comparecer ante el tribunal de la “razón” o el de la “conciencia”, esta Europa se revela impotente para justificarse, y que, a medida que pasa el tiempo, se refugia en una hipocresía tanto más odiosa cuanto menos posibilidades tiene de engañar a nadie.
Aimé Césaire «Discurso sobre el Colonialismo» (1950)
Se ha agotado, o por lo menos duerme plácidamente entre los despachos de los grandes medios hasta que llegue otra vez el momento, la cobertura mediática a la disputa entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo español.
Fueron muchas las conversaciones que tuve con personas de la comunidad afro acerca de cómo se sentían interpeladas por ese debate, incluso, una de mis referentes, en todos los sentidos, empezó a hacer una de las cosas que mejor se le da, cogió su cámara, soborno a la gente con comida y cerveza y se puso a grabar opiniones acerca de la identidad.
Lucía Mbomio, puso en marcha el proyecto ¨Nadie nos ha dado vela en este entierro¨ , donde realizó más de 10 entrevistas, en su mayoría a personas de la comunidad afro, para dialogar acerca de los elementos que componen la identidad de una persona negra en España. Es un trabajo que, desde mi punto vista, abre una línea de investigación acerca de las formas en las que las realidades de nuestra comunidad se construyen en un contexto que nos niega y, que, en muchas ocasiones es bastante hostil, sobre todo, cuando nos salimos de los marcos racistas desde los que nos miran. Escribí no hace mucho un poema en el que venía a decir que no hay nada que más joda a una parte de esta sociedad, que ver a un negro, sin un balón en los pies, ni en las manos, con el puño en alto, la mirada serena, protegiendo a los nuestros, nuestras y nuestres.
Son muchas las cuestiones abiertas ligadas a la relación entre nacionalismo y comunidad afro. Para mi, utilizar el término afro-español es una cuestión relacionada con la idea de marcar una territorialidad a mi identidad afrodescendiente y, volviendo al poema anterior, de incomodar a esa parte de España que nos niega.
Aun recuerdo, cuando fui a Bilbao y empecé a hablar con un hermano y a decirle que yo me consideraba afro- colombiano y afro- español, que este último deberíamos utilizarlo como estrategia política, que formaba parte de mi identidad múltiple y compleja… Casi me echa de la tienda, me gritó: – ¡qué dices de afro- español!, en todo caso, yo sería afro- vasco o no sé -. Esta misma conversación se repetiría meses más tarde con otra hermana que me dijo algo muy parecido, ella, en todo caso, se identificaría como afro- catalana. Aquí fue cuando me di cuenta de la importancia del nacionalismo a la hora de interpretar nuestra propia identidad, como no me había dado cuenta antes, si yo mismo estaba utilizando el término afro- español, me cegaba mi centralismo madrileño.
Ahora, que la cuestión nacionalista, Cataluña- España, se ha apagado un poco, se abre otra cuestión ligada, también, al nacionalismo, en este caso, al nacionalismo más racista y xenófobo que puede haber (no voy a entrar a debatir si la idea en sí de nacionalismo es reaccionaria). Pablo Casado, nuevo presidente del Partido Popular, y, Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, han empezado a competir para ver quién de ellos se hace con el trono en España del líder del partido más racista y xenófobo.
Esta es una competición que ya ha empezado en varios países europeos y, que está resultando bastante rentable si hablamos en términos electorales y, para mi lo más importante, bastante peligrosa para las personas migrantes no blancas y, también, para las personas no blancas, nacidas o criadas, en diferentes partes de Europa. Hemos visto como hace poco se agredía en Italia a Daisy Osakue y, también, el asesinato de Soumayla Sacko; no ha sido el único asesinato racista, ni la única agresión racista que se ha dado en Italia en los últimos dos meses. No serán las últimas. Cuando empieza a entrar en juego el discurso racista y xenófobo lo que se está poniendo sobre la mesa política son nuestras vidas. Sin embargo, aquí también es necesario hacer un matiz, no todas las personas de la comunidad afro recibimos la misma violencia, el hermano, hermana y hermane, sin papeles, con la piel más oscura, disidente sexual, que el español no es un idioma colonial… Sufre una mayor violencia por parte de los mecanismos que estructuran el racismo institucional y social de nuestra sociedad. Dentro de nuestra comunidad hay cuestiones relacionadas con la clase, el género, el origen, la disidencia sexual, que hay que debatir, son cuestiones que tenemos que trabajar en la tarea de asumir la complejidad de construir esta identidad política, sin embargo, no desde posicionamientos paralizantes, ni para alimentar cuentas de twitter, ni cuentas de instagram, tenemos que crear estrategias, crear organizaciones para dar una respuesta política al racismo institucional, que, si todo sigue como parece que va a seguir, va a ser mucho más violento, más violento para todas, pero, sobre todo, para aquellas, aquellos y aquelles que se encuentran en la parte más oprimida de nuestra comunidad.
Mayormente somos vistas en esta sociedad como personas a explotar laboralmente, a hipersexualizar y folclorizar, les molesta mucho cuando reclamamos nuestros lugares en espacios de poder, cuando articulamos un discurso político que les interpela, cuando cuestionamos sus lógicas de integración. Lo peor de todo esto es que esta molestia no viene tanto por la parte de la derecha, ellos no se esperan nada de nosotres, ellas ya dan por supuesto que seremos sumisos; este sentimiento de incomodidad se exteriosa sutilmente desde una parte de la izquierda y duele porque se supone que son nuestros potenciales aliados. Sus marcos paternalistas, lógicas construidas en una retroalimentación constante de la idea del salvador blanco de las personas migrantes no blancas, se rompen cuando activamos discursos y organizaciones que atienden a nuestras realidades específicas como comunidad afro de España.
En esta competición por ver quién es el líder más racista y xenófobo, por ahora no podría decir quién de los dos va ganando, si Casado (Partido Popular) o Rivera (Ciudadanos), al de VOX no lo cuento porque, aunque, va ganando la competición por goleada, por ahora, su alcance electoral es mínimo; varios de los contra- discursos que se estaban dando contra ellos apelaban a una cuestión utilitaria de la migración. Este es el marco: migrante- salvaje- acaparador de lo público- mano de obra barata que viene a destruir nuestro mercado laboral vs población joven que viene a garantizar nuestro sistema público de pensiones, no acaparador de lo público, productores de riqueza, cultural y económica, para nuestro país.
Apenas he visto consideraciones a las desigualdades económicas que hay entre el Norte y el Sur global heredadas del colonialismo y el neo- colonialismo, este discurso no vende, cómo va a vender en un país que niega su papel en la esclavitud, que niega a Guinea Ecuatorial como colonia en sus libros de textos, que niega la persecución al pueblo Roma, cómo va a vender este discurso si estaríamos hablando de cuestiones ligadas a resistencias y reparación, cómo va a vender si en el marco de la Memoria histórica no entra nuestras comunidades no blancas.
Mi nombre es Yeison Fernando García López, el Yeison para mí es un espacio de resistencia en el que mi madre, influida por el imperialismo cultural yanquí, resignificó el Jason, sin embargo, el Fernando García López es la prueba más palpable del colonialismo español, el idioma que hablo también, entonces, por qué venís a hablarnos de cuestiones económicas si, siempre hemos sido parte de la economía que ha sustentado la historia de este país.
El marco desde el que se debería luchar contra el racismo institucional y social del Estado español, por lo menos para mí, debe ser el del reconocimiento y la justicia social (reparación) para las comunidad no blancas que habitamos en esta sociedad, como primer paso. Cuando la izquierda blanca quiera dar verdadera importancia a este marco, podremos empezar a hablar de alianza para enfrentar el sistema económico que nos oprime y, no digo que no se estén dando estas alianzas, en lo micro se dan continuamente, quizás sin pensar en este tipo de cuestiones pero se dan, lo que me preocupa es cómo nos ven desde los espacios de poder que ocupa la izquierda.
Nos tenemos que dar cuenta, de una vez por todas, que la gran mayoría de personas no blancas, hijas, hijos e hijes de diferentes diásporas que, o hemos nacido o nos hemos criado aquí, personas más mayores que en su momento vinieron solo a trabajar y se han quedado aquí desarrollando su vida, personas mayores que simplemente nacieron aquí, me refiero a vosotros afro- mayores, tenemos una relación, directa e indirecta, con contextos históricos ligados al colonialismo y al neo- colonialismo. Y si nosotras, nosotros, nosotres, no somos las que defendemos el marco de reconocimiento y justicia social (reparación), nadie lo va a defender por nosotras, nosotros, nosotres.
Porque, a pesar, que nuestra presencia en la Metrópoli es una forma de resistencia política, para gran parte de la sociedad en la que vivimos, nadie nos ha dado vela en este entierro, somos mano de obra barata y folclore.
Esta lucha es en memoria de las asesinadas durante la trata esclavista, en la esclavitud, en el colonialismo y el neo-colonialismo, en la Frontera Sur, las asesinadas por el racismo institucional y social, en definitiva, las asesinadas por la incapacidad de Europa de resolver uno de los mayores problemas a que su existencia misma ha dado origen: el colonialismo.
¿Acaso algún día lo ha querido resolver?
/publicado en NGRXMGZ