Transformar la geografía carcelaria en geografía abolicionista. Conversatorio con Ruth Wilson Gilmore
Colectivo t.i.c.t.a.c.: Gracias Ruthie por venir a t.i.c.t.a.c. y compartir con nosotrxs tus análisis y experiencia activista en la lucha contra el capitalismo racial. A partir de tu introducción, hemos pensado conversar, en primer lugar, acerca del movimiento por la abolición de prisiones en relación con las luchas antirracistas aquí en el reino de España. En segundo lugar, nos gustaría hablar de los conflictos internos que surgen en nuestros colectivos: cómo hacer frente a la continua fragmentación, articular mejor las prácticas solidarias y alianzas? Por último, queremos reflexionar sobre las políticas, los imaginarios, las estrategias y tácticas decoloniales y transfeministas, donde están hoy sus potencialidades?
Ruth W.Gilmore: Gracias a todxs por venir un domingo por la tarde a hablar de política juntxs. Estoy feliz de estar aquí, que podamos hacer esto, de hecho tengo curiosidad por quienes no han venido. Estoy feliz porque este es un grupo pequeño, lo que da la posibilidad de hablar mucho más en detalle acerca de las cosas, y amo hablar de estas cosas y poder hacerlo.
Tengo 68 años, nací y me crié en Estados Unidos. Hija de activistas, nieta de activistas, es esto lo que hacía la familia, así que nunca se me ocurrió no hacer lo que hago, aunque lo que hago hoy es bastante diferente a lo que mi madre y padre hacían, o lo que mi abuelo hacía. Pero hay una continuidad, la lucha antirracista y de la clase obrera por la libertad, esa es la continuidad.
Creo que tal vez lo que será más útil para mi ahora sería hablar un poco acerca de cómo fuimos desarrollando en el tiempo la lucha abolicionista en California, y dejar que la máquina (grabadora) refleje que hice un gesto a mi derecha, donde mi compañero Craig Gilmore está sentado, y que hemos hecho este trabajo en conjunto durante el tiempo que hemos estado juntos, 42 años. Así que como esta es una larga historia, si cometo un error él me corregirá, y estará bien, no es mansplaining.
A pesar de que mucho del trabajo político al que fui convocada y en el que me involucré desde mis primeros años no tenía nada que ver con prisiones, nada que ver con la policía, y nada que ver con criminalización, estos aspectos del control social siempre estuvieron presentes, siempre estuvo presente el peligro de ser arrestadxs, de ser asesinadxs. Pero algo cambió en mi etapa adulta a partir de los 1980, cuando estaba en mis treintas, y es que parecía que la gente decía “Juntémonos y organicémonos para conseguir un salario justo en este lugar”, o “Juntémonos para asegurar que la niñas tengan derecho a cierto tipo de oportunidades”, o “Juntémonos y aseguremos que todos estos lugares que tienen excelentes recursos ya no estén segregados por raza, por clase, por género, por sexualidad, por nada”. Esto era, en general, de lo que trataban las luchas. Pero aunque todxs decían “Tenemos que hacer esto”, también estábamos preocupadxs por la policía, las prisiones, la policía y las prisiones. Todo el mundo empezó a hablar sobre esto, sin importar cuál era la temática concreta, tornándose cada vez más y más central en sus discursos el problema de la policía, las prisiones y las sentencias. La gente era enviada a prisión por muchos años, por lo que era cada vez más difícil para la gente ignorarlo, así como continuar haciendo el trabajo político que hacían, con este problema apareciendo todo el tiempo.
Puedo relacionar esto un poco con lo que entiendo debe ser la lucha de las comunidades de trabajadores que no tienen la documentación para trabajar donde viven. Algunxs son migrantes en Estados Unidos, algunxs son personas que han estado en prisión y a quienes no se les permite tener ciertos trabajos, u otras situaciones similares. Pero lo que une a todas estas luchas activadas en todas las partes del mundo; aquí en Europa, allá en Estados Unidos, en Sudáfrica, etc. es la constante preocupación de ser acosadxs, perseguidxs, asesinadxs, arrestadxs, encarceladxs, deportadxs, de ser apartadxs.
Algunxs de nosotrxs en 1997, comenzamos a reunirnos para planear una conferencia sobre organización anti-carcelaria. Probablemente hayáis escuchado y leído al respecto, Angela Davis estuvo ahí, y probablemente la habréis escuchado hablar sobre el tema aquí en su última visita a Barcelona. Ella estuvo en este grupo de personas, 25 más o menos, en el que nos propusimos a traer gente de todos los territorios que estuviesen pensando trabajando y organizándose en contra de este problema, y así poder reunirnos, conocernos y saber qué estábamos haciendo, para poder hacer más todavía. Comenzamos a organizar lo que sería una conferencia que inauguraría un movimiento. Era una conferencia, pero no se pretendía que terminara el 29 de septiembre de 1998, se pretendía que fuese el inicio de todo.
Lo que nos dijimos a nosotrxs mismxs, a lo largo de todo el proceso fue que estábamos organizando una campaña y no una conferencia, eso es lo que estábamos haciendo. Así, la conferencia/campaña estaba programada para tener lugar en septiembre de 1998, y trabajamos casi un año en ello. Planeando, invitando gente, haciendo todas estas cosas que se hacen para un evento grande. En el verano de 1998, dos meses antes que la conferencia tomara lugar, hubo otra conferencia. Se llamaba Black Radical Congress (Congreso Radical Negro) y fue organizada por un gran número de personas maravillosas, que incluían algunos nombres que puede que conozcáis, Cathy J. Choen, Art McGee, Sam Anderson, Amiri Baraka, Cheryl Harris. Un maravilloso grupo de personas que tal como nosotrxs hacíamos, estaban intentando iniciar un movimiento, no solo una conferencia. Y allí fuimos. Esperaban 800 personas, pero aparecieron 3000. Fue maravilloso, muy emocionante. Era obvia la necesidad que sentía la gente de saber que no estaban solxs, que había personas con las que podrían aprender cómo hacer más y hacerlo mejor.
Después del congreso, cuando volvimos a California, dijimos “Oh, no estamos preparados”. Planeamos hacer una conferencia para 500 personas en la que se iniciaría un movimiento, no pensábamos que vendría más gente, sin embargo vinieron 3500 personas, fue increíble. Y así fue como Critical Resistance Beyond Prison Industrial Complex (Resistencia crítica más allá del complejo industrial penitenciario) se inició como movimiento. De inmediato fue una organización. De inmediato se comenzaron a proponer y especificar campañas que podíamos hacer en California, nuestro territorio, pero no allí exclusivamente. Al mismo tiempo que fue la conferencia Critical Resistance, Craig, otrxs compañerxs y yo comenzamos a crear otra organización llamada Prison Moratorium Project (Proyecto de Moratoria Penitenciaria). La fundamos de manera separada, para atender esta necesidad concreta.
En California, como era el caso de muchos lugares en Estados Unidos, el gobierno central y el gobierno de California, cada año construían y abrían una nueva prisión, un año sí y otro también. Cada prisión, gigante, de 2.500, 3.000, 4.000 prisioneros en cada una, y cada año ofrecían una nueva. A pesar de abrir una nueva cada año, continuaban diciendo “Necesitamos más”. De esta manera no podíamos lograr aquello que nos habíamos propuesto si cada paso que tomábamos nos llevaba solo a la mitad de nuestra meta y parecía inalcanzable. Cada año el estado decía que necesitábamos más prisiones, y construirían otra. Así que pensamos cómo descifrar la manera de detener esto, que al final era sólo un aspecto de la expansión del poder de la policía y las prisiones. Nos inspiramos de camaradas de Nueva York, de la otra punta de Estados Unidos, un estado diferente, un sistema carcelario diferente, entre los que estaba Eddie Ellis, uno de los más famosos en los levantamientos de la prisión de Attica, fallecido hace dos años. Cuando salió de prisión, se comprometió en la tarea de frenar la expansión de las prisiones y del uso de las prisiones como fórmula para resolver los problemas sociales de la ciudad de Nueva York. Un día, escuchamos que daría una charla, y pensamos: “Este hombre, ¡es un genio! Debemos hacer lo que él hace”. Entre sus argumentos estaban el de la atención a los recursos, -específicamente los recursos monetarios, pero también los humanos, la creatividad y el trabajo así como el tiempo dedicado a las prisiones, en vez de resolver problemas sociales, o hacer el mundo más bello. Entonces, arte, parques, escuelas, sanidad, lo que sea… Si tomáramos todos los recursos de las prisiones y los pusiéramos a disposición de estos usos, la vida sería mejor. Y esto sería un paso al costado del capitalismo racial a un mundo diferente. Así que de nuevo, pensamos que esto tenía mucho sentido, y en California iniciamos el California Prison Moratorium Project (Proyecto de moratoria penitenciaria de California), para intentar producir el mismo tipo de consciencia, en todo el estado, sobre la problemática de “resolver” problemas sociales a través de la criminalización y las cárceles.
En el proceso de construcción del movimiento después de la Critical Resistance Conference (Conferencia de Resistencia Crítica) en 1998, con el Proyecto de Moratoria (que era básicamente de entre 6 y 8 personas), a través de la investigación que yo había hecho como estudiante de doctorado, – aprendí a hacer un tipo de investigación que necesitábamos para entrar-, averiguamos dónde se construirían las nuevas prisiones en California, y pensamos “vamos a adelantarlxs y detenerlxs”. Entonces llevamos la idea a la Critical Resistance llegando a los acuerdos necesarios para que formar parte de esta campaña estuviera dentro de su estrategia como movimiento.
Ahora hablaré de esta campaña específicamente, para explicaros cómo funciona realmente la política de abolicionista en el terreno.
Teníamos ante nosotrxs el siguiente problema. California construiría una prisión que costaría 300 millones de dólares, 100 millones de dólares por año. Entonces dijimos okey, hay una cuestión de dinero, y podemos verla desde términos monetarios. Qué más podemos mirar y pensar cómo lograr que la gente se organice con nosotrxs en contra de esto. Entonces estudiamos, por ejemplo, cuáles eran las condiciones de la comunidad en la zona, donde se construiría la prisión. Y comprendimos que allí ya había otra prisión, y a pesar de las promesas de que la prisión traería trabajo y prosperidad para esta pequeña comunidad que había sido todo sobre agraria. Comenzamos a trabajar con trabajadores organizadxs, que habían estado organizando trabajos de agricultura por años. Este es un sindicato muy famoso, que comenzó a organizarse en los campos, cuando era ilegal en Estados Unidos que lxs trabajadores de la agricultura tuvieran sindicatos. Solo fue legal hasta hace poco. Entonces, la gente más famosa de este sindicato, César Chavez y sus amigos, es posible que hayáis oído hablar de él. Contactamos este sindicato y nos invitaron a tener una reunión con ellxs en su sede, y así lo hicimos. Mientras, también nos enteramos, a través de alguien que hizo mucho trabajo de defensa legal, defendiendo gente acusada de crímenes, o gente pobre que vivía en el campo, trabajadorxs de las granjas, muchxs de ellxs sin documentación adecuada para estar en Estados Unidos, trabajando y viviendo. Ellxs dijeron, “Sabes que hay mucha organización rural en California, en nombre de esas comunidades vulnerables, deberían averiguar sobre ello”. Luego otrx compañerx dijo “Parte de la organización que estas comunidades están haciendo, tiene que ver con peligros ambientales a los que se enfrentan por trabajar en los campos, entre otros los pesticidas”. Así aprendimos que otra gente que vivía en estas pequeñas comunidades empobrecidas de la zona rural de California, tenían un problema con el hecho de que había arsénico en el agua, entonces no podían tomar el agua que llegaba a sus casas debido al arsénico. Nosotrxs, un grupo relativamente pequeño de personas, estábamos identificando otros grupos de personas relativamente pequeños, que estaban trabajando en los problemas que eran inmediatos a sus vidas, a su bienestar y al futuro que intentaban hacer para si mismxs, en sus hogares y comunidades.
Entonces tratamos de ampliar nuestro alcance, algunxs hablaban con gente con quienes de lo contrario nunca hablarían, quiero decir, nunca. Personas que eran escépticas sobre nosotrxs, pero no escépticas sobre las luchas. Nos dimos cuenta cómo manejar ese escepticismo, y entrar en la lucha. Con todos estos esfuerzos, descubrimos a algunas mujeres, que vivían en un vecindario de Los Ángeles, en la ciudad, que supieron que el estado pondría una prisión en su comunidad y descifraron cómo detener esta prisión, mucho antes de que llegáramos, así que mejor aprendamos de ellas. Les contactamos y ellas también pusieron sobre la mesa la cuestión de justicia ambiental. Lo que les motivaba fue a detener al estado poniendo una prisión en su comunidad, sabiendo que esto solo encerraría a sus hijxs. De esta manera, teníamos todas estas diferentes formas de trabajar entre grupos realmente pequeños. Lo que probablemente les pueda ayudar a contextualizar es que California es realmente grande: hay 35 millones de personas, el estado son 90 millas en esta dirección y 300 en esta otra. Es un país.
Tomó una buena cantidad de ingenio, conseguir el alcance que tuvimos a la hora de encontrar gente y hacer posible que nos encontraran a nosotrxs, con la poca cantidad de recursos monetarios que pudimos financiar. Por ejemplo, pusimos anuncios en estos pequeños periódicos, en pequeños pueblos, que decían: “¿No estás feliz con la prisión? Llama a este número”. Y este número solo sería un contestador automático, donde la gente podría dejar un mensaje pidiendo que les devolvieramos la llamada, así no les costaría nada llamarnxs, les llamaríamos de vuelta y nos conoceríamos.
Con el tiempo lograríamos tener un primer encuentro con gente de la zona rural y urbana de California. Cada cual creía que sus problemas eran culpa del otro. La gente de la zona rural de California, a pesar de las muchas diferencias entre ellxs, tenía un sentido colectivo de la identidad rural, con una visión de que los problemas provenían de la ciudad. En el lado urbano de California, con todas las divisiones entre ellxs, tenían la idea de que los problemas que enfrentaban venían del deseo de lxs rurales de querer las prisiones, porque todas las prisiones estaban en el campo. Entonces, ¿por qué no juntarles a todxs para que se dieran cuenta por si solxs? Y fue mucho más efectivo que si dijéramos “No, tú estás equivocado”, porque nadie quiere escuchar que está equivocadx, incluyéndome a mí.
Tuvimos una reunión, juntamos a la gente, lo llamamos uniendo fuerzas, y la gente pudo escucharse mutuamente. Estuvieron muy escépticos al principio, calumnias y todo, pero, mientras más tiempo pasó la gente en esa habitación (la reunión fue solo un día), más podían comenzar a escuchar una conciencia común, un problema y una solución emergiendo. Así que esa fue una de las cosas más potentes que hicimos.
También llevamos a juicio una demanda en temas medioambientales contra el servicio de prisiones. Y estuvimos con gente cuya principal preocupación en el mundo es la diversidad biológica. Muchxs de ellxs son anti-humanos, porque los humanos crean tantos problemas, pero realmente les importan las plantas y animales, entonces estuvieron de acuerdo y se tornaron abolicionistas también, a pesar de lo escépticos que podían ser respecto a lxs humanos. Participaron de la demanda porque querían detener la prisión para salvar el entorno de las criaturas no humanas. En el camino, también supimos que la gente de la zona rural del estado que estaban haciendo activismo de justicia ambiental por el agua, contra pesticidas y otros, y el escape de combustible diesel de camiones, tenían una reunión y preguntamos si podíamos ir a hablar con ellxs. Dijeron “Si, pueden venir, pero solo tienen 20 minutos porque todo el asunto está completamente organizado”. Así que durante 20 minutos del almuerzo mostramos una pequeña película de una camarada nuestra que es artista. Hizo este pequeño documental para nosotrxs sobre el problema de las prisiones en esta zona de California llamado The Valley, acerca de los problemas que las prisiones generan. Y entrevistamos gente del Valley e hicimos una bonita película de solo 15 minutos de duración en 2 de los principales idiomas hablados aquí, que son inglés y español. Los otros idiomas son japonés, urdu… Mostramos el film y cada cual habló por 2 minutos y medio, yo en inglés y nuestra camarada en español. Al final de esos 20 minutos, la gente dijo “Claro, lo vemos, estamos convencidxs”. Entonces todxs formamos una organización llamada Central California Environmental Justice Network (Red central de justicia ambiental de California). Esta red siempre tuvo un componente anti-carcelario, protector del agua y el aire limpio, anti-pesticidas, y por el derecho a tener una vivienda y una vida digna a pesar de la documentación. Todas estas contradicciones eran parte del trabajo. En el proceso de hacer crecer la organización, teníamos pequeñas reuniones cada año, en las que varias organizaciones se encontraban y compartían su trabajo, aprendiendo diferentes formas de lucha. Y uno de los aciertos de esta reunión era que gente joven, niñxs de hasta tal vez 14, tenían su reunión paralela a la de adultxs. Entonces lxs niñxs hacían actividades y acordaron un programa que presentaron al resto. Terminabamos la reunión con lo que lxs niñxs tenían para decir.
Una mañana, la gente que estaba en la reunión juvenil vinieron a mí y dijeron “Lxs niñxs quieren hablar contigo”. ¿Por qué yo? “No les gusta algo que dijiste que pensabas”. Ok, así que fui y hablé con lxs niñxs.”Nos dijeron tú dijiste que las prisiones son malas”. Respondí: “Lo son”. “¿Y si una persona daña a alguien?”. Entonces, “¿no sería mejor si nadie sale dañadx?” No sería mejor eso, en vez de descifrar cómo castigar a alguien cuando una persona sale herida? Está bien, pero a veces la gente es herida, y claro que lxs niñxs tenían experiencia en esto, no era solo su imaginación, era su experiencia de vida, ¿Y si alguien sale heridx? Y dije, “Bueno, ¿qué querrían ustedes? ¿Qué es lo que más les amenaza como niñxs en esta comunidad?”. Y ellxs solo querían escuchar más, y hablamos de lo que ocurre con gente en diferentes partes del mundo si mataban a alguien. Empezamos con lo más terrible. Y lxs niñxs querían hablar acerca de cuando alguien mata a alguien, no querían hablar de drogas, etc., ellxs querían ir directamente a este asunto. ¿Qué se podría hacer en caso de darse el mayor de los daños?
Estxs niñxs de los que os hablo son en su mayoría hijxs de migrantes. La mayoría nació fuera de Estados Unidos, algunxs en México, muchxs en El Salvador, Guatemala donde las jerarquías étnico-raciales son muy complejas. Si dices “soy latinx” no estás diciendo nada en absoluto, porque hay una muy extensa jerarquía contra la que la gente lucha. Estxs niñxs, que eran en su mayoría niñxs migrantes, eran muy escépticos de lo que yo tenía para decir, y querían hablar sobre el asesinato. Pues así lo hicimos, hablamos de cómo en diferentes partes del mundo las consecuencias que surgen cuando alguien efectivamente le quita la vida a otra persona son tan diferentes. En California, podrían matarte. En otros lugares por algo bastante similar podrías pasar algún tiempo en prisión, pero digamos que pueden ser 7 años, no el final de tu vida o no toda tu vida. Lxs niñxs estaban quietxs, tan educadxs en una sociedad en la que el castigo es la primera orden para lidiar con cualquier cosa. Realmente tuvieron que aceptar la idea de que en una sociedad diferente 7 años puede parecer mucho tiempo, y también tiempo suficiente, y estxs niñxs tenían como 7, 8, 9, 10, 11, 12 años. Así que, 7 años era largo para ellxs, pero aún tenían la idea de que cuando hablamos de asesinato, la vida de quien lo lleve a cabo debía terminar. Así que hablamos, y finalmente les dije que tal vez deberíamos pensar también en el hecho de que los lugares donde el castigo o la sentencia por matar a alguien es más corta, también son lugares donde la gente rara vez se mata entre sí. Así que estas cosas también van juntas. Por lo tanto, tal vez deberíamos pensar en cuándo la vida es preciada, lo cual no es el caso en Estados Unidos. Estxs niñxs me hicieron explicarles la abolición sin usar la palabra abolición. Me obligaron a hacerlo y estoy feliz de que me hayan obligado a hacerlo. Porque al final del programa ese día, salieron a hablar sobre los peligros ambientales que más les preocupaban. Tenían tres: policía, cárceles y pesticidas. Y eso fue lo que le presentaron al grupo.
Lo que quiero decir es que las historias que he contado son indicaciones de cómo nos hemos manejado en el tiempo, a lo largo de muchos años de hecho, de cómo hemos construido una conciencia, de cómo hemos ayudado a desarrollar esa conciencia, organizándonos de todas estas formas diferentes en este extenso y complicado lugar, California. Fue de tal manera que el estado que había construido y abierto una prisión cada año a lo largo de 23 años, no pudo abrir otra durante 5 años. Les tomó tanto tiempo debido a lo que hacíamos nosotrxs, por eso cuando lograron abrir una dijeron: “No vamos a hacer más esto, esta es la última. No construiremos más cárceles”. Es decir, creamos esta consciencia abolicionista, en toda esta zona del país. Que tal vez duró, tal vez no; porque no podemos contar con la persistencia de las cosas que imposibilitan que las cosas que venían sucediendo, continúen. Y en el contexto de todo esto, también gestionamos y trabajamos mucho con miembrxs de sindicatos del sector público. Algunxs de ellxs trabajaban en prisiones, y asimismo decidieron que realmente no necesitaban prisiones para hacer su trabajo. Lxs que eran maestrxs, secretarixs, mecánicxs, conserjes, no necesitaban las cárceles, necesitaban un trabajo. Las únicas personas que necesitan una prisión son lxs guardias. Así que estaban dispuestxs a echar a lxs guardias, para tener una vida diferente. Esto fue lo que hicimos. Ahí fue donde el trabajo abolicionista de base pudo unir fuerzas y hacer que las cosas funcionasen y también para evitar que sucediesen.
Hay muchas cosas de las que hicimos y de cómo lo hicimos, que en retrospectiva puedo decir, o podemos decir, utilizamos un enfoque organizativo abolicionista en la práctica. Teníamos una teoría del cambio que sería adecuada para la tarea en cuestión. Luchábamos contra el capitalismo racial y todas las formas de colonialismo, haciendo el trabajo que hicimos. No necesariamente teníamos todos estos pensamientos mientras lo estábamos haciendo, y sin embargo, lo hicimos, hemos estado trabajando acorde a una teoría. Y la teoría era: mirar hacia donde están pasando las cosas. Averiguar, lo que creo todxs hacen aquí, averiguar cuál es el sistema de poder en ese lugar, descifrar dónde está la debilidad y ocuparse. A veces puede resultar realmente frustrante, y a veces estaremos menos frustradxs. Pero creo que una forma de resumir lo que ha sido ese trabajo, es el trabajo de identificar a través de pensar la prisión de esta manera, como un complejo industrial penitenciario que identificaba todos los aspectos de lo que pasé a llamar una geografía carcelaria. Una geografía organizada a través de la policía encerrando a la gente. Luego intentamos ver lo más claro que pudimos, basándonos en lo que la gente ya estaba haciendo, así como en relación a nuestra imaginación de lo que podía pasar, cómo transformar esa geografía carcelaria en una geografía abolicionista.
Mirando las contradicciones, trabajando con ellas, pudimos reconocer la importancia subyacente de cómo el capitalismo, que siempre es racial, en todas partes y en cualquier momento de su existencia en el planeta, está en constante formación y reformulación de sí mismo, y en esa constante podemos encontrar una apertura por la que avanzar. Así que podríamos decir que usamos parte de este enfoque, que no es una especie de marxismo a la antigua del que a todo el mundo le gusta quejarse. Mucho de todo esto deriva de antiguas tradiciones marxistas que condujeron a la descolonización en América Latina, África y Sudeste Asiático, y a muchas formas en que la gente logró liberarse en estas regiones. Así que no es anti-marxista, es el marxismo que realmente practicaba la gente en la mayor parte del mundo. Nuestro enfoque es decolonial. Aunque pensábamos que estábamos inventando algo, en casi todos los casos lo que realmente estábamos haciendo era tomar una actividad ya existente y hacerla de nuevo, ayudar a la gente a hacerlo. Así que no llegamos a ningún lugar a decirle a nadie “haz esto o esto otro”. Nos involucramos y comprendimos lo que la gente ya estaba haciendo, nos estaban explicando que no sabíamos lo suficiente, y que nos daríamos cuenta de que aprenderiamos lxs unxs de lxs otrxs. Tomamos lo ya existente y lo convertimos en algo nuevo. Como dije antes, el objetivo de este trabajo ha sido aplastar el capitalismo racial y destruir las fronteras. Quiero decir, esa es la meta. Pero para que eso pase, todas estas cosas pequeñas tienen que pasar una y otra vez, y para ello es necesario un cambio de conciencia de que el problema en sí mismo no puede arreglarse. Tú puedes decir “me desperté, tengo la conciencia correcta, ya estoy listo, vamos hacia la revolución”. Este pensamiento es un error. El trabajo de la conciencia es el trabajo de entender cuándo, dónde y por qué luchar.
Y esto nos trae al segundo punto, y este es que dentro de las organizaciones surgen todo tipo de fricciones y conflictos. Entonces ¿qué está pasando mientras nos peleamos entre nosotrxs?, ¿qué estamos haciendo y cómo lo hacemos?
Paola: Participo aquí en t.i.c.t.a.c., un tema que para mí es importante trabajar dentro de las estrategias, desde una perspectiva decolonial, es cómo abordamos los conflictos y nuestra propia violencia. Uno de los problemas que observo es que nos saltamos el hecho de que nosotrxs reproducimos la violencia colonial. Por ejemplo, cuando estamos en un grupo de mujeres feministas, se tiende escuchar, no somos machistas. No lo sé. Y me pasa con el tema del racismo y antirracismo, el colonialismo interno, toda esta dinámica que cuando la saltamos no la discutimos y no visualizamos que hay un problema y violencia. Entonces, para mí pensar las estrategias y pensar antes de las estrategias los conflictos internos, es justamente abordar esta realidad.
Tjaša: Solo un apunte para comentar durante esta conversación, que está relacionado con lo que ha dicho Paola. Me refiero a un momento, un encuentro con Angela Davis en la Universidad de Viena en 2015, y también a una cita de Ruthie, donde se plantea la cuestión de conflictos internos. Partimos de la necesidad de reconocer las diferencias, cuestionar y deshacer los diferentes procesos de diferenciación, cambiar el sistema. Aquí, Angela Davis, en relación al movimiento Black Lives Matter, plantea preguntarse, “¿Qué es lo que haces, qué es lo que estamos dispuestxs a hacer para desmantelar este sistema, construir un mundo mejor? No tanto quién eres, la identidad”. Como escribe Ruth W.Gilmore, “las prácticas de solidaridad negocian cuestiones de diferencia a través de la acción política, y esta práctica es creativa, construye nuevas relaciones y conocimientos. Desafía la idea de que tiene que pre-existir lo comun para que la solidaridad sea duradera y efectiva.” Entonces, ¿De qué maneras nos implicamos en las luchas y cómo podemos trabajar estos conflictos internos a través de la lucha política, a través de la acción?
Silvia: Formo parte de Black Barcelona, llevamos muy poco tiempo, 3 años organizadas y haciendo cosas. Es un colectivo con inclinaciones feministas pero no es feminista porque hay muchas discusiones internas que todavía no se están dando, no se concluye. Parece que nosotras hacemos muchas cosas y muchas actividades, pero el grupo no está cohesionando, no hay una estructura. Entonces es un grupo grande, con mucha capacidad de… muchas posibilidades, pero al no tener un objetivo…hay muchos objetivos, pero la lucha antirracista es amplia y entonces, en qué nos enfocamos concretamente. Esto produce también divisiones internas, hay mucho movimiento interno, gente que entra, gente que se va y deja de participar, al estar 3 meses desaparece, o lxs que nunca están en las reuniones, quien está más presente en el grupo, y gente que quiere entrar y la imposibilidad de absorber la gente que quiere entrar. Es extraño porque yo soy una de las organizadoras y yo soy actriz. Yo lo que quiero hacer es teatro. Pero allí estoy porque pienso que es importante para nuestras hijas y para el momento en el que estamos. Y también se da que ahora en Barcelona, aunque la historia es larga, 40 años del activismo Negro en Barcelona, ahora hay muchos grupos que buscan como colaborar con nosotras, trabajar conjuntamente, y nos piden que nos sumamos a sus iniciativas, pero realmente no hay capacidad y estructura como para poder hacer frente a todo esto.
Ruthie: Tengo curiosidad, Silvia, ¿sientes que algunas personas que vienen son serias aunque no se queden? ¿Y otras vienen porque son oportunistas?
Silvia: Hay mucho de eso, sí, pero siempre depende.
Ruthie: En el contexto actual, las cosas cambian muy rápido, y si, como todxs ustedes dijeron, de alguna manera, los cimientos no cambian en absoluto. Pero en la superficie, las cosas cambian tan rápido que es casi imposible mantenerse al día, por muy diversas razones. Porque estás cansadx, porque estás aburridx, porque la gente va y viene, porque nos saltamos el conflicto que tendríamos que afrontar, para poder hacer nuestro mundo mejor, y todo eso. Entonces, supongo, quizás la pregunta que debemos hacernos primero es cómo podemos usar esta velocidad, en vez que esta nos use, porque la velocidad produce agotamiento. Y algunas veces me desanimo tanto, – pregúntale a este tipo (su pareja), me desanimo tanto, que no puedo hacer nada más. Esto es debido a que los conflictos internos en las organizaciones no se resuelven… algo que estoy gestionando ahora, dentro de nuestra organización, es el número de personas que ha entrado y ha salido de todas estas organizaciones porque realmente nunca tuvimos una barrera rígida para entrar. Porque esas son cosas contra las que siempre estamos luchando, sabes, las fronteras. Entonces se convierte en un “entrad, entrad”, y la gente entra, y reclaman trabajos que otra gente hizo como suyos, o cambian la dirección de actividades en curso a nuevas direcciones, o hablan en nombre de personas con las que no han desarrollado una relación horizontal para saber si está bien expresarse en su nombre, y así sucesivamente. Al mismo tiempo, debido a toda esta velocidad, y el auge del activismo como una cosa de moda, está tan de moda, es actual, que la gente entra para obtener su perfil de activista y luego van a un evento para decirte “soy activista, ¿puedes olerlo?” En este contexto, estas son cosas por las que me desespero, no sé si este es el tipo de conflicto que algunxs de ustedes estaban hablando.
Ayer estuve en una reunión con la CUP, y en una conversación privada que tuve, la que hablaba también parecía pensar que era un evento revolucionario el hecho de decirme que ellxs eran blancxs. Es en plan, trato siempre de partir desde lo que la gente está haciendo, ¿no? Entonces, para algunas personas, decir que son blancxs, es de hecho un gran tema, pero no es un acto revolucionario. Es un momento en el trabajo de identificación. Y cuando digo el trabajo de identificación, no me refiero al trabajo de afirmar una identidad. Soy una mujer negra. Soy una mujer negra, y no digo afroamericana, no es la parte africana, sino la americana la que no me gusta. Pero la identificación es este proceso continuo, y hay una parte del activismo de moda hoy en día que muchas personas afirmarán una identidad, la que no es necesariamente falsa, inexacta, y pensarán que han hecho algo, que esa afirmación es un trabajo, el de dar características anunciadas: “Yo soy A”. Para después buscar a su alrededor un grupo de gente que también digan “Yo soy A”, y eso se convierte en el trabajo, más que en el inicio del trabajo. Entonces esta identificación de características, para muchas personas significa el trabajo, nuevamente porque debemos comenzar desde donde se sitúan las personas. Me gusta trabajar con niñxs, y comenzar desde dónde ellxs están porque luego dicen “Está bien, ya hemos entendido eso, ¿y qué?”. Se lo dices a adultxs y te dicen “Oh, me has dejado a cuadros”. Así que estas características, en una especie de siguiente nivel de identificación, es más una identificación de intereses. Pensando en los intereses, la gente diría; «me gusta que tengas interés en que haya espacios asequibles para personas como nosotrxs», o, «me gusta que tengas interés en la eliminación de la policía en mi vida», así que ese es el interés. Pero dónde la política y el activismo se unen para mí como un trabajo real que pueda hacerse y que cambie la consciencia de la gente al cambiar el mundo, es cuando las personas encuentran un propósito. El propósito puede diferir en el tiempo, pero me refiero a la identificación con un propósito. Estoy pensando en las personas en organización que van y vienen, y que a veces, sin ninguna duda, estoy segura de que han escuchado de ellxs: “Estoy segurx que debería estar aquí por estas características, ¿si no, dónde?”. Y en términos de interés: «¿qué vamos a hacer? Nuestro interés debería ir en esa dirección o en esa dirección, etc.» La gente comienza a pelear sobre qué campaña debería ser, o qué proyecto. Parece que el propósito se agota de posibilidades al usar las características y el interés de hacer múltiples cosas. Entonces, se trata de unir gente dispar de tal manera que la solidaridad, y no la fragmentación, es el resultado al trabajar a través del conflicto.
Puede la gente darse cuenta de que deberíamos pasar de pensar que decir “Soy una mujer blanca” es un acto revolucionario, a “Qué puedo hacer”, sin anunciar una y otra vez lo que la gente ya sabe, -yo ya sé y realmente no me importa, pero puedo ir a hacer algo por este grupo, que nadie más en este grupo hará? Estoy casada con un hombre blanco y hemos tenido estas bromas: “Craig, entra ahí y consiguenos tal cosa”, puede hacerlo. Es instrumentalizar, obviamente, pero también tiene que ver con pensar en la solidaridad como una forma de dependencia, ¿no? No es una alianza. No somos un par de ejércitos que van a la guerra y luego volvemos a casa a nuestros varios estados-nación. Es a través del trabajo de desarrollar un propósito que desarrollamos la solidaridad, lo que podría considerarse una forma radical de dependencia, pues, en realidad dependemos unxs de otrxs. Si podemos hacer esto en los grupos que formamos, creo que es menos preocupante cuando la gente pasa, o viene, y no puede entender cómo resolver un conflicto y salir ilesxs, esa gente puede hacer cosas también. Pueden ser tan útiles para detener algo, cambiar algo, construir algo, arrasar algo, como quienes forman parte del colectivo. Sigo haciendo esto con las manos (gesto entrelazando manos). Pienso que la solidaridad es trabajar así, que realmente pongamos nuestras vidas en las manos de lxs demás, aunque sea agotador, y es realmente agotador hacer eso.
También pienso en la forma en que entendemos y hacemos las cosas en el mundo. Hay tantas oportunidades para la solidaridad, en las luchas que todavía están surgiendo… Por ejemplo, algunxs de ustedes pueden haber visto en las redes sociales, que hubo una gran manifestación antirracista en Portugal ayer 15 de septiembre 2019. Algunxs de ustedes puede que conocierais a algunas de las personas que la organizaron. Pero creo que sería muy importante para las personas que lo organizaron, personas que en el centro de la organización antirracista son portugueses afrodescendientes, algunxs migrantes, algunos extranjeros, que se han movido por varios círculos antirracistas en Europa, y son artistas, escritores, academicxs, trabajadorxs, de todo… que ese grupo y grupos que estén aquí, puedan unir luchas, pues, sería fundamental para que no estén aislados de ninguno de los lados, pero también en relación a lo que estaba hablando en la primera parte de mi charla.
Hay tanto, creo, que la gente puede aprender unxs de otrxs, también algo muy básico, ¿Cómo hiciste eso? ¿De qué sirvió hacer una llamada? La movilización antirracista en Portugal ayer tuvo lugar en tres ciudades: Lisboa, Oporto y Coimbra. Aunque fuera así, esta movilización estaba ligada a un caso concreto, y es generalmente Stop Racismo y específicamente Stop a la brutalidad policial. Este caso es el de un barrio en la periferia de Lisboa, llamado Amadora, donde mayormente residen migrantes afrodescendientes y descendientes de migrantes. Este pequeño barrio, que está un poco aislado en una colina, ha sido un centro de organización política desde hace ya algunas décadas. En este barrio mucha gente hizo una gran organización, para que el municipio no derribara las casas que fueron construidas por la gente que vive en ellas, que no son “casas legales”, pero son sus hogares. También hay problemas de educación, etc., pero la gente de la comunidad se ha organizado a lo largo del tiempo para salvar sus casas, lo que otras comunidades idénticas sin esta organización no hicieron, y perdieron sus casas.
Tener un lugar central para lxs niñxs, la escuela, el centro comunitario después de la escuela, además la gente que organizó el movimiento antirracista, también ha hecho mucha educación informal en la comunidad, talleres, seminarios. Hicieron lo que yo llamo universidades pop up (aparecidas de pronto), que duran 2 o 3 días. Se anunciaba la universidad, y se le llamaba, la Universidad Angela Davis. Después de publicitarla venía gente de la comunidad y demás interesadxs, estaba abierto al público general. La gente presentaba su trabajo, sus luchas, a veces yo enseñaba algo. También hicimos talleres anti-policía. Se escuchaban todxs los debates comunitarios, y después la gente comenzó a hablar sobre cuál podría ser la próxima campaña en la comunidad. Así que, como mencioné, Craig y yo hicimos un taller contra la policía, justo cuando Black Lives Matter despegó, hace 4 años. Nos pidieron que fuéramos a hablar sobre Black Lives Matter y de la organización contra la policía en Estados Unidos, y así lo hicimos. Lo presentamos y dijimos “Aquí están los hilos, aquí están las oportunidades, aquí están las debilidades en las que algunas personas están trabajando, aquí están todas las fashionistas que se presentan en BLM y piensan que son revolucionarias”. Hicimos un taller un sábado, y en dos semanas la policía de este distrito Amadora había invadido la comunidad, detuvo a un joven y lo llevaron a la cárcel. Por lo que algunxs de lxs organizadores de la comunidad fueron a la cárcel y dijeron “Devolvednoslo, él no ha hecho nada”. También fueron golpeadxs por la policía, y mantenidxs en la cárcel durante un par de días. Finalmente salieron todxs, y luego se organizaron para llevar el caso a los tribunales contra la policía, y lograron que lx juez acusara a la policía de violencia contra estxs miembrxs de la comunidad. Hoy, este caso será escuchado por el jurado. Entonces, la manifestación de ayer fue para crear un ambiente para que el juez de hoy diga lo que le va a decir a la policía. No sabemos si ganaremos, pero es parte de todo este proyecto de organización, y creo y sé que mis compañerxs que hicieron esta organización piensan que cuanto más internacional sea este tipo de movimiento, más fuerte será. La policía en Portugal no es tan poderosa como la policía en Estados Unidos de ninguna manera, pero quieren ser policías como los policías estadounidenses. No todxs, pero suficientes. La policía en Francia acaba de obtener poderes permanentes que habían sido temporales bajo el estado de emergencia, por lo que desde que cambiaron la ley, ahora la policía tiene este poder permanentemente en la ley, sin el estado de emergencia, y la policía en Portugal también lo quiere. Así que ahora, más que nunca, trabajar contra la policía debe ser internacional, aunque las leyes sean nación por nación. Para trabajar contra ellas hay que unirse, creo.
Acabamos de conocer a unx joven activista de Munich, que también está haciendo este trabajo. Estos son ejemplos. No estoy recomendando una campaña, solo describo ejemplos de cómo un incidente, campañas, organización y protestas generales estan relacionados.
Úrsula: Quiero compartir una experiencia de participar en diferentes espacios, y reflexiones que hago a partir de ello. Llevo 16 años viviendo en Barcelona y he participado desde los inicios en grupos migrantes que eran mixtos, y lo que se reproducía era el machismo. Entonces, formando grupos con otras compañeras, reaparecieron una serie de problemas. Luego también he estado con un partido político aquí, y los problemas que se reproducían con las feministas. Luego, al estar en otros espacios antirracistas, también veo que hay una serie de dificultades que se reproducen en diferentes espacios. Lo que veo es que tenemos, desde diferentes lugares del activismo, tenemos un objetivo común, político, de cambiar una situación, temas, pero las personas que estamos dentro de estos movimientos, se reproducen las relaciones de poder, falta de reconocimiento de trabajo, de la trayectoria de las otras personas, el ego, y me parece también un aspecto muy importante que vengo pensando desde hace un tiempo. Porque en espacios anteriores que he participado desde hace años, la manera en la que resolvamos problemas que teníamos era a través de la confrontación. Entonces había gente que se iba, o nos hemos ido, rompiendo las relaciones, pero al final esos espacios se terminan disolviendo. La reflexión que voy haciendo en estos últimos tiempos es que nos fijamos mucho en los objetivos pero en este proceso que estamos haciendo no nos damos cuenta de las relaciones que establecemos entre las personas, de lo que cada una lleva y aporta de su historia personal, de esas violencias vividas, de los intereses y necesidades por los que uno participa en esos espacios. A veces también uno se encuentra que hay personas con una experiencias de vida muy duras, con muchas cosas que no ha resuelto y va a estos espacios y termina también dinamitando estos espacios porque aquí ocurren una serie de problemas. Y también, claro, en estos espacios traemos formas de relacionarnos, prácticas y dinámicas que a veces no se ven, como también podemos construir alianzas en las organizaciones contra los silencios, cosas que nos pasan. Entonces la reflexión que yo en estos momentos hago, es que cómo hacemos para superar, para poner sobre mesa estos conflictos, estas maneras que tenemos que resolver. Porque el objetivo está allí, pero si este proceso produce una serie de rompimientos en las personas que estamos, de qué manera estamos construyendo y haciéndonos fuertes frente a lo que pasa. Esto es lo que yo me doy cuenta que no hablamos. No solo es hablar, porque tiene que pasarnos por el cuerpo, por aquello que ponemos. A esto le vengo dando muchas vueltas que antes no tomaba en cuenta, pero en este último tiempo me parece necesario para poder fortalecer un trabajo político, que a nivel personal o como grupo vemos la manera de resolver o superar estas diferencias, y que es una manera de sanarnos, una sanción colectiva de todo aquello que nos atraviesa.
Paulina: Soy Cubana. En Cuba teníamos un grupo activista, con intelectuales cubanos, y también he creado proyectos feministas. Comparto la idea de lo que dice Úrsula. Vivo 4 años en España, 2 y medio en Barcelona. Tenemos un objetivo común, pero me ha costado aquí en Barcelona integrarme a grupos porque hay como unos límites, entonces una viene, dice soy negra, soy creadora, y no todos los grupos te invitan a formar parte. El racismo es más fuerte aquí que en mi propio país donde es crudo también. Más todo el conflicto también de poder integrarte a los grupos y al activismo. Pocos me han dicho ven, te ayudamos, etc. Y eso, te quedas así, bueno, estoy intentando formar parte de grupos y no puedo. Soy creadora, artista plástica, he hecho exposiciones, pero cuesta, y me ha costado. Bueno, gracias al universo he encontrado a personas que han dicho ven, vamos hacerlo, pero me ha costado mucho poder integrarme (formar parte de grupos activistas). Hay muchos grupos, creo que todos tenemos un único objetivo, y mientras no se presione como dice ella no se logra.
Marité: Todo suena tan conocido. Parece que nos contamos y recontamos una misma historia una y otra vez. Todas hemos pasado por esos tiempos, por esos espacios, todas pensamos de desactivarnos del activismo, y finalmente volvemos, y volvemos.
Ruthie: A veces me pregunto si quizás no tendremos una forma de llegar a eso, una apertura más allá de este problema, porque todxs lo tenemos. Todxs cuentan la misma historia, y eso debería decirnos algo, no sobre la imposibilidad, sino quizás en ella hay algún tipo de posibilidad, que podemos convertir en algo. Quiero decir un par de cosas. Ojalá pudiera pensar respuestas mágicas y no tener que volver atrás nunca más. Entonces, por mi experiencia organizativa, durante muchos años, sé que las organizaciones tienen vida, principio, medio y final. Muchas veces, en la creación de una organización, confundí la organización con el propósito, y así acabé poniendo mucho esfuerzo en la organización, tratando de salvar la organización, y el propósito está aquí en lugar de acá. Dicho esto, no significa que las organizaciones no tengan que hacer mucho trabajo interno, y las diversas organizaciones que hemos co-fundado y dirigido han operado de acuerdo con diferentes tipos de principios y procesos. Entonces, algunos son consensos, creo que aquí se trabaja por consenso y es difícil, lleva una eternidad, pero lo hicimos. Lo hicimos porque decidimos que esa sería la única forma de avanzar en el contexto de nuestro propósito. Los debates más duros, emocionales y vívidos han sido aquellos en los que a algunas personas les parece que el proceso interrumpe el logro del propósito, así que tuvimos que resolverlo para que nadie en esas organizaciones de consenso se propusiera nunca dejar de usar el consenso para poder lograr nuestro objetivo. Pero aunque no lo propusieron, la gente se plantearía la pregunta sobre cuál es nuestro propósito en el contexto de la lucha sobre el proceso.
A veces, las organizaciones simplemente se hacen, esto lo aprendí de mi padre; él era un sindicalista, ciertamente no fundó ese sindicato, y aún existía cuando dejó de trabajar. Tomar la carcasa de una organización ya existente, y que parece muy muy reformista, y llenarla de trabajo radical, y simplemente hacer un trabajo radical. Hasta que un día alguien se da cuenta: espera un minuto, esas reformas no se habían hecho nunca antes… y así se da el final de ese trabajo y se comienza a hacer otra cosa. Entonces, creo que las organizaciones tienen una vida, y debemos ser conscientes de eso, y estar dispuestxs a continuar, porque siempre existe la posibilidad de hacer una nueva organización con la idea de lograr un propósito.
El otro punto del que todxs estamos hablando y del cual tenemos experiencia tiene que ver con gente que aparece en las organizaciones y que ha sufrido violencia, machismo, etc. De hecho, las personas que se suman a este trabajo suelen ser personas que por una razón u otra, han tenido una vida dura. No es ninguna sorpresa que una vida difícil muy a menudo endurezca a la gente, y muchas personas utilizan esta dureza para atravesar el mundo, y esto es exactamente lo que salva la vida de nuestras organizaciones. De entre miles de ejemplos pondré el siguiente. El trabajo anti-carcelario siempre ha sido, desde Critical Resistance y en los círculos abolicionistas, la necesidad de asegurar el reconocimiento de las personas más afectadas, las personas que habían estado en prisión, personas condenadas por delitos, estuvieran o no encerradas, pero cuyas vidas habían cambiado por una condena. Una de las cosas que ha sucedido es que para algunas personas de la organización, el hecho de que otras personas de la organización hayan sido condenadas o hayan estado en prisión o estén permanentemente en prisión, las eleva al nivel de saberlo todo, y otras personas en la organización diferirían en todos los casos. Y eso es absurdo, nadie lo sabe todo. Incluidas las personas que han estado encerradas, no saben todo sobre la prisión y todo sobre el sistema, como yo no lo sé todo y no sabría cómo es algo que no he experimentado. Entonces eso crea conflicto, y tiende a formar jerarquías que parecen muy familiares en términos de patrones. Incluso si no son jerarquías unx no puede evitar verlas.
Por ejemplo, durante muchos años trabajé con un grupo de mujeres en su mayoría, mujeres negras, y todas tenían hijxs que podían ser jóvenes o adultxs, pero que estaban encerradxs. Mujeres que no se llamaban a sí mismas feministas, que se organizaban y estaban muy conscientes de que podían hacer cosas, porque eran mujeres o porque eran madres. Yo no tengo hijos. Yo era parte de esta organización. Me llamé a mi misma madre para este propósito. Entonces, ya sabes, una madre es escuchada mientras una no madre no lo es, una madre es escuchada mientras un padre u otra pareja no lo es. Hacían todas estas cosas que eran fundamentalmente, trabajo estándar, un trabajo reproductivo, con motivo del trabajo político. Eso es lo que fue. Gente asombrosa. Les cuento que cualquier tipo al azar que se sumó a una de estas reuniones, que había estado en la cárcel, podía decir cualquier cosa y hablar toda la noche, y todxs se sentaban allí y le dejaban hacerlo. ¿Por qué? Él no era un experto pero fue tratado como tal. No sabía lo que la gente ya estaba haciendo, pero se sentía confiado para hablar, y todas las personas, que eran las mujeres más feroces que conocía, dejaban que sucediera una y otra y otra vez. Entonces pensé, este trabajo que estamos haciendo colectivamente es esta forma de trabajo reproductivo, trabajo doméstico, trabajo de cuidado, trabajo emocional, trabajo afectivo, así como el trabajo de entender cómo funciona la prisión, el tribunal, cómo funciona el trabajo policial, cómo funcionan las leyes, qué tenemos que hacer para obtener justicia. Es todo eso, pero todo está conformado por lo reproductivo, que siempre es, a menos que sea, ya sabes, remunerado, el trabajo de hogar es un trabajo no remunerado. Entonces surgió la pregunta en esa habitación, ¿hay alguna manera de evitar que esto suceda sin expulsar o faltar al respeto? Todavía no la había, así que la organización trató de averiguarlo. Entonces, ¿cómo trabajamos a pesar del hecho de que tan a menudo estos chicos entran y son muy disruptivos?. Lo que pasó fue que nos reuníamos con mucha frecuencia, así que lo que estoy diciendo es que las mujeres estaban explotándose a sí mismas para cuidar a alguien que pensaban que necesitaba su cuidado. Aunque hablaban mal de estos chicos cuando estábamos solas, estaban cuidando a alguien que pensaban que necesitaba su cuidado. Así que nos reunimos con frecuencia, y si alguien venía a mansplain sobre la política, la policía y el proceso, aún podríamos superarlo. Esa organización ya no existe, se agotó porque nadie puede hacer tanto trabajo, tan duro, de forma sostenible. Pero yendo para atrás al trabajo que se ha desarrollado durante 40 años, ¿no ha cambiado en 40 años?
Diego: Tengo una pregunta-reflexión. Vengo de la academia. El discurso de Marx como estabas diciendo, o la teología de la liberación, y tenemos muchas cosas en las que trabajar debido a este pasado que ha sido parte de mi vida. Digo esto porque vivo entre Barcelona y Ecuador, de donde soy, y trabajo en ambos contextos académicos. Ha surgido mucho esta discusión sobre las emociones, en relación a las artes también, la teoría del afecto, y ha sido muy criticado desde perspectivas decoloniales porque es muy racional. Entonces hablan de emociones pero el cuerpo no está muy involucrado.
Hay un proceso en Argentina, de personas travesti que se llaman Furia Travesti, y en realidad la emoción que les mueve colectivamente es furia. Hemos estado hablando de eso. ¿Es productivo dejar de hablar de la identidad y empezar a pensar en las emociones y cómo nos han herido? Entonces, ¿qué piensas sobre eso, es peligroso, es demasiado arriesgado? ¿O deberíamos recurrir a estas emociones, curar estas emociones?
Craig: Las madres con las que trabajamos, que Ruthie mencionó, muchas de ellas, su primera emoción cuando arrestaron a sus hijos, fue la vergüenza. No querían que sus madres supieran que su hijo había sido arrestado, no querían que sus vecinxs lo supieran, pensaban que serían vistas como malas madres porque su hijo fue arrestado, y algunas personas que les estaban ayudando a organizarse simplemente dijeron: «Eso es estúpido.» Aquí hay un proyecto político y tuvimos la suerte, esto es antes de la teoría del afecto, de poder pensar que esto es lo que están sintiendo, esta es una barrera para ellas, tenemos que ayudarlas a superar esto. Pero no era poner la vergüenza a un lado, sino convertirla en rabia, en furia. Así que reconocimos el poder de esas emociones, pero también pensamos en cómo se pueden mover quizás del miedo a la furia, de la vergüenza a la furia.
No diría necesariamente que se reemplace la identidad, pero creo que hay una tendencia de izquierda porque es machista y masculinista a decir que esto no es político. Y tenemos que pensar que eso es una estupidez. Ahora tenemos que pensar en cómo participar, no necesariamente a expensas de otros tipos de participación.
Ruthie: También pienso en lo que dijiste sobre la teología de la liberación y todos los sentimientos. Yo fui criada por puritanos, ya sabes quiénes son. Sufrir, sufrir, sufrir, morir. Y fue un cierto tipo de calvinismo que te dice que así has de vivir: sufrir, sufrir, sufrir, morir y no puedes tener nada… Me tomó mucho tiempo comprender que los sentimientos también son importantes, lo que no es idéntico a la emoción y no es idéntico al afecto. Pero los sentimientos son importantes para cómo somos en el mundo, incluyendo cómo entendemos las posibilidades para el futuro. Entonces, para tomar el ejemplo que Craig compartió, este trabajo de la vergüenza a la furia, la furia persistente y abierta, no era algo que el grupo hacía, todo de una vez y ya está. Porque como todos los demás grupos, hablamos de eso. Una nueva madre llegaría cada semana, y cada semana comenzábamos esto de nuevo. Ya sabes, dentro de lo individual, así que tuvimos un pequeño proceso, para que unx de lxs miembrxs se llevara a una recién llegada, y pasara tiempo a solas con ella, conversando hasta altas horas de la noche, y hablando sobre sus sentimientos. Pensé, debido a este contexto puritano en el que me criaron, que los sentimientos eran un impedimento para cambiar, de hecho es todo lo contrario. ¿En qué parte del mundo quiero sentirme? Así que no se trata de los sentimientos que tengo por el mundo tal como es, que detesto y es genocida, sino cómo se sentiría, y cómo se siente también la gente, todos los diferentes tipos de personas, como imaginan un futuro a través de sus sentimientos, incluso si no pueden decirlo con palabras. Creo que para muchas personas, el futuro no tiene necesariamente palabras que puedan describirlo, o las palabras pueden parecer muy comunes, por ejemplo: “Quiero un mundo donde mis hijxs sean felices”. Esto también expresa un sentimiento sobre las cosas, que conduce a la gente al proyecto político.
Hay algo que he escrito al respecto. Un pensador realmente fantástico de Gales, Raymond Williams, escribió sobre lo que llamó una estructura de sentimientos, y dijo que cada generación tiene su estructura de sentimientos. Inmediatamente cuando lo dijo, la gente como que se abalanzó, y respondio: “Bueno, no puede haber una sola estructura de sentimiento, tiene que haber estructuras de sentimientos contradictorias”, porque en una generación, incluidxs todxs lxs miembrxs de esta generación, no todxs son iguales, no son idénticxs. Por lo tanto, debe haber todo tipo de cosas sucediendo. Pero de lo que Williams se dio cuenta, y lo que es muy útil para mi propio pensamiento, es que la estructura de los sentimientos no necesariamente se vuelve a expresar en el individuo, en palabras, sin embargo, da a las personas una sensación de posibilidad de cambiar en su vida. Por ejemplo, probablemente sea bastante común en muchos lugares del mundo, que una estructura dominante de sentimientos, para muchas personas signifique la expectativa de que tendrán que migrar. Que la única forma en que puedo ganarme la vida es ir allí, o la expectativa de otras cosas, las expectativas que moldean su sentido del derecho. Porque si es: migraré, iré a la cárcel, o iré a la universidad y me convertiré en académico, hay cosas que aún no has experimentado, pero sabrás que hay esta distancia y tiempo, y no sabes qué pasará al final de eso, y cómo será posible resolverlo.
En este entendimiento, las tradiciones son como acumulaciones de estructuras de sentimientos, que una generación tendrá su estructura, y la siguiente, y esta acumulación es lo que una tradición es. Creo que esta es una forma muy inteligente de pensar, si nos fijamos, por ejemplo, en lo que los movimientos radicales negros han hecho en África y en la diáspora, los más radicales; aquellas personas que no decian, por favor, asimilemos a una cultura dominante y seamos simplemente la cómoda burguesía de piel más oscura. Aquellxs que fueron realmente revolucionarios, ya sea que estemos hablando de individuos como Frantz Fanon o Amílcar Cabral, o aquellxs que fueron pensadorxs quizás no necesariamente en primera línea, pero pensando en la revolución, o cineastas, o todas las personas entre el activismo y la academia, como Claudia Jones, o Angela Davis, etc. Pensemos en ellxs, comprendiendo una tradición radical, entonces, en cierto sentido, lo que estamos haciendo es pensar en cada una de esas generaciones desde lugares particulares que las forman, y también tienen esta estructura de sentimientos, en el sentido de cómo cambiará mi vida. De esta manera, los sentimientos, ya sea que estemos hablando de la Teoría del afecto o no, de la que sospecho bastante, y mi sospecha se basa en la teoría y el conocimiento-, pero estas estructuras de sentimientos que podemos mirar hacia atrás y tal vez discernir y comprender. También miro en el presente y digo, oh, veo esta tradición y puedo levantar esto, y le da sentido a esta sensibilidad que tengo, que no puedo encontrar palabras, pero tal vez puedo seguirla. Esto no significa que la tradición radical negra sea solo para personas negras, sino, significa que surgió de ciertas luchas. Que todas las luchas por la liberación tienen estas tradiciones acumuladas. Sin embargo, esas luchas están organizadas racial, étnicamente y regional, justamente tal y como la Teología de la Liberación fue tratada como si fuera un texto “extraño” al hemisferio occidental, y usó esa cosa que se suponía que era una herramienta de dominación total, deshaciéndola. Todos estos diversos textos “extraños”, sean lo que sean, pueden convertirse en el material para que nos pensemos de nuevo a nosotrxs mismxs, y hagamos un trabajo que tenemos que hacer. Por eso estamos aquí el domingo por la noche.
Jen: Soy de una organización asiática, Catàrsia, que tiene 6 meses. No sé exactamente cuál es el objetivo. Hay gente de Filipinas, China, Pakistán, y estamos, cómo puedo decirlo, somos segunda generación de migrantes, y vivimos en estos dos mundos. Tenemos un bagaje europeo, y herencia china, filipina, pakistaní. No sabemos a dónde nos dirigimos, creo que tenemos estos mismos antecedentes, asiáticos y europeos, y el hecho que experienciamos situaciones similares a lxs migrantes, aunque somos de aquí. Todxs nosotrxs somos vistos como migrantes, pero somos de aquí. Entonces luchamos con estas contradicciones. Yo no me considero activista, pero mi pareja lo fue. Estuvo en las Kellys, la organización que lucha por mejorar las condiciones laborales en el servicio de limpieza, tareas domésticas, etc. Ella dijo que el trabajo activista te quema. Una de las preguntas que tengo, ¿cómo puedes lidiar con el activismo y el trabajo? No veo que en los próximos 10 años vaya a mejorar la situación que vivimos como migrantes, pero temo, porque veo lo que el activismo le hace a la gente. Quiero descubrir un objetivo para nuestra organización. Queremos exponer el racismo de bajo nivel que sufrimos, experienciamos, pero no sabemos qué hacer, cuál es la meta. Segundo es, toda la exposición que implica el activismo, ¿cómo lidias con eso? Tú explicaste que toda tú familia es activista, creo que eso es maravilloso.
Ruthie: Claro, por esto es que no tengo hijxs, jajaja.
Todo lo que hablamos hoy está conectado. Hay veces que me canso mucho, Craig se cansa mucho y nos retiramos un poco. Pero luego no podemos evitarlo, das un paso atrás y miras y dices no, no, solo diré una cosa, y otra cosa y luego estás de vuelta de nuevo. Entonces, organizar lo que unx hace es realmente difícil, pero una especie de campaña en la que estaba trabajando tu compañera, una campaña para ganar un trato respetuoso, en beneficios para lxs trabajadores del hotel, esas son campañas que van todo el día hasta que se gana la campaña, si se ganó. Lo que hace que ese tipo de campañas sean más posibles, como mencionas, ella trabaja con una organización de larga trayectoria, o, hay muchxs y muchxs tratando de averiguar cómo lograr el ritmo correcto, y las personas que saben cómo organizar, pueden hacerlo sin querer huir de ello. Porque la necesidad simplemente no desaparece, sólo porque vivimos no significa que la necesidad desaparezca, significa que el problema estará ahí, así que esa es una cosa.
Para mí, quiero decir, me burlo de mí misma, pero también lo digo en serio, estoy realmente obsesionada con estas cosas. Soy profesora, enseño en la Universidad, enseño a lxs estudiantes, doy clases a estudiantes de doctorado. Mi trabajo es muy intenso. Siempre leo sus trabajos, y hago seminarios, y tengo que tener un trabajo, no me gano la vida haciendo trabajo político. Me gusta mi trabajo, pero si dejara algo a otrx, sería mi trabajo, si pudiera. Craig solía tener un trabajo, y hace 18 años decidimos que tendríamos un trabajo en nuestra casa. A mí me gustaba más mi trabajo que a él. Entonces dejó su trabajo para poder hacer activismo a tiempo completo y compartir un salario, así que eso funcionó, pero no todxs pueden hacer eso, lo reconozco. Pero luego pienso en personas que son actorxs, artistas, escritorxs, músicxs y todo, y pienso en el estado, y pienso en cómo en buena parte de nuestras organizaciones no solo tratamos de involucrar a personas que son actores y demás, pero queremos que la gente haga el trabajo que harían de todos modos. Si eres escritorx, ven y escribe, si eres lx actriz, ven y actúe, si hace artes visuales, ven y haz artes visuales. No como un reemplazo de todo el resto del arte que haces, pero como parte de tu práctica artística. Porque se nos ocurre, que para tener un sentimiento sobre el mundo que quieres, tiene que ser un mundo en el que no imaginas 160 de 168 horas una semana, de atravesar cosas desagradables. Tiene que haber descanso, relajación, amistad, compañerismo, solidaridad y amor, y la capacidad de expresar todo tipo de emociones, incluida la vergüenza, el anhelo y el deseo, etc. Lo que los aspectos creativos en el sentido de la expresión cultural del movimiento son para mí, no son ilustraciones del movimiento, sino parte de todo el proyecto de construcción de la conciencia, ¿verdad? No es como si tuvieras un movimiento y luego artistas hacen una fotografía de este. Entonces, por ejemplo, fuimos a ver una muestra, y vimos la obra del artista que estuvo involucrado en varias luchas contra la policía, migrantes involucrados en luchas contra la policía.
Paulina: La exposición es brutal, yo la he ido a ver dos veces. Nos hizo la entrevista en la Tancada y el habla de las heridas, de la reconciliación, y hablamos de este tema juunto con una compañera cubana. Fue para mí una experiencia bien fuerte, y luego ver la exposición, porque justamente mi trabajo tiene que ver con la experiencia de las mujeres negras y afrodescendencia en Caribe, y sobre todo en Cuba. Mi bisabuela era negra, esclavizada, casada con un trabajador chino. Luego está la descendencia y la experiencia de trabajo.
Ruthie: Si, Cuba. La más larga esclavitud. Barcelona es rica por la colonización y la esclavitud en Cuba.
Flor: Una cosa que me hacía pensar en base a lo que has comentado. Aquí en Barcelona en la Tancada y en relación a la experiencia de la gente migrada que está luchando desde hace mucho, a mí me da la sensación que en Barcelona, que es una ciudad tan activa a nivel político, siempre hay grupos nuevos. Es cierto también esto del oportunismo, yo no diría tanto de oportunismo sino de consumo, que aquí hay una forma de consumo de lo social, del activismo. Entonces todos los fines de semana tenemos fiestas feministas, tenemos cosas, entonces nuestra vida social pasa por el activismo, pero ya de una manera de consumo. Me da la sensación que a pesar de que es tan activa siempre es como que estamos empezando de nuevo, con el tema de la migración, con el tema de la lucha migrante. Nosotras por ejemplo participamos muy activamente de la Tancada Migrante, que era este espacio que se tomó en la antigua Escuela Massana, como un espacio físico, para indicar 13 puntos. De cierta manera los objetivos estaban muy claros porque eran 13 puntos a los que queríamos llegar, bueno la abolición de Ley de Extranjería era muy ambicioso. Eran los 13 puntos, pero también hubo este encuentro con las dificultades y limitaciones que hubo entre la vieja generación de activistas con el tema migrante con una nueva generación, y que las formas eran totalmente distintas. Formas políticas y las de entender la transformación social. Entonces allí se daba la frustración de que teníamos los 13 puntos pero las formas de hacer política eran muy distintas, el camino hacia estos 13 puntos era muy difícil. No nos pusimos de acuerdo en cómo hacíamos este recorrido hacia los 13 puntos. Esto fue lo frustrante. Lo positivo para mí fue recuperar o conocer toda esta gente que desde hace 40 años cuando se introdujo la Ley de Extranjería, está luchando desde esas formas y en territorio. Por ejemplo, muchas de nosotras venimos más del ámbito universitario y tenemos una experiencia migratoria desde otro lugar, y otrxs tenían otra experiencia desde otro lugar, lxs trabajadorxs, era la confluencia pero por otra parte también esta cosa que a mí me parece muy interesante que tu comentabas que ustedes se encontraban con la gente que ya estaba trabajando eso y trataban de aprender también de eso. Para los colectivos nuevos que recién empiezan es importante porque tiran de la historia y allí te da el punto de los objetivos, lo que quieres hacer.
Jen: Las comunidades como las nuestras, la filipina, china y pakistaní, el activismo es muy interno y es muy difícil hacer el puente, y no sabemos por qué. Estamos en esos dos mundos. Yo por ejemplo estoy más en el mundo de aquí, y no tanto en el mundo filipino. Me cuesta, yo soy unx extranjerx dentro de la comunidad filipina aunque, y por esto estamos luchando, nos hemos apuntado a la asociación Catàrsia, porque experiencias el racismo de bajo nivel, porque somos lo que llaman lxs migrantes buenos, que se adaptan, que se integran, que se callan. Somos de ese perfil, nos dicen cosas y no pasa nada, un chiste de chino, un chiste de pakistaní. Pero nosotrxs con la cultura de aquí estamos fuera y estamos viviendo las dos cosas. Cuando tú dices que el activismo es también un bien de consumo, estamos como, no queremos esto. La gente viene y no sabemos, yo llevo tres meses, hicieron una quedada, para lxs jóvenes migrantes, yo soy joven relativamente y en comparación con ellos que tienen 20 años para ellos soy viejx, que yo parezca joven no significa que lo sea.
Flor: Para mí interesante es pensar en la idea de descolonizarse también, pensar en una idea decolonial. Qué formas de resistencia hay que nosotrxs que estamos occidentalizadxs no consideramos como tal porque aspiramos, tenemos siempre la mirada de los movimientos blancos de izquierda.
Jen: Te sientes como un pez fuera del agua. Todxs son blancos, lo que decís reproducen esa mirada colonial. Creo que estamos allí, orbitando sobre eso pero tampoco sabemos muy bien qué y cómo queremos confrontarlo. ¿Y nosotrxs mismos? Somos filipinos, chinos, pakistaníes, ¿qué tenemos en común? Es muy difícil.
Ruthie: Pero sabes, esto es tan interesante aquí. La primera cosa que quiero decir es: no olviden que en este planeta la mayoría de lxs marxistas no son blancxs, no son del norte, y dadas las condiciones de la revolución probablemente no son hombres-cis. Entonces, no rechacen el marxismo por los hombres blancos…eso es solo una cuestión. Porque todos los movimientos de liberación sincretizan todas las cosas útiles que pueden encontrar, ya sea usando algún texto extraño de la Iglesia Católica para deshacer el dominio de la Iglesia Católica, enviada desde España y Portugal a través del Atlántico para actuar, ¿verdad? O, cómo la revolución en China (y no estoy romantizando, estoy meramente informando) reunió a la gente en China, en su mayoría campesinxs, en su mayoría no obrerxs sino campesinxs, para levantarse contra una potencia imperialista, y la lista sigue y sigue… Así que, desde mi punto de vista, y enseño en una escuela decolonial, no es cuestión de decir que hay un auténtico tipo de activismo que tenemos que descubrir, y todo lo demás no es auténtico. Más bien, qué funciona, por qué y con qué fines. Cómo las personas ya están deshaciendo las cosas para hacer otras, respetando lo que se hizo antes, respetando a las personas que han estado luchando, pero sin pensar que hay una manera de resolver fácilmente: eso es europeo y eso no lo es, eso es sur global, esto no lo es. Entonces, esta es la segunda cuestión.
Doy clases en una escuela todos los veranos aquí en Barcelona. Esta próxima será del 8 al 15 de julio, y estoy feliz de hacerlo porque viene gente de todo el mundo para debatir estas cosas. Aunque no estoy de acuerdo con la otra facultad y todo eso, esto es bueno, porque hay un debate y un choque real.
La otra cuestión que existe es, y esto es para todxs nosotrxs, cómo estamos viviendo en el mundo. Uno de mis pensadores favoritos, W.E.B. Dubois fue un revolucionario en los Estados Unidos después de que se exilió y murió en Ghana. Nació no lejos de donde yo nací, y fue criado por los mismos puritanos, jaja.
De todos modos, es el comienzo del siglo XX, cuando estaba escribiendo sobre lo que era ser negro en Estados Unidos, la palabra entonces era Negro en Estados Unidos. Dijo, todxs tenemos doble conciencia. Tenemos una conciencia de lo que somos nosotrxs mismos, así como una conciencia de cómo nos miran. Lo que soy para ellxs y lo que soy para mí. Cuando era un escritor relativamente joven, encontraba esto perturbador, pero con el tiempo, él y ciertamente nosotrxs, que hemos aprendido de él, lo encontramos fantástico. ¿Qué puede ser mejor que tener doble conciencia? Tener este sentido de ser tanto un sujeto de la historia como un objeto en las historias, un objeto consciente es algo asombroso, porque los objetos no tienen conciencia. Bueno, en la medida en que todxs estamos objetivados, debido al género, la migración, la raza, la edad, etc., podemos pensar en nosotrxs mismxs como objetos conscientes, como sujetxs y objetos, no como uno, sino como dos. Y luego piensen en cómo esas conciencias se forman entre sí todo el tiempo. Así que no sé si eso ayuda cuando regresen a sus grupos y hablen con sus compañerxs sobre eso.
Luego, la otra cosa es que se supone que todxs somos, creo que se supone que todxs debemos convertirnos en nuevas personas, así que existía este ideal a mediados del siglo XX, los nuevos hombres y las nuevas mujeres. Cuba, nuevo hombre y nueva mujer; Trinidad, nuevo hombre, nueva mujer. Aunque de alguna manera lxs revolucionarixs de mediados del siglo XX podrían haber estado demasiado confiadxs en que lo que se requiere para que seamos nuevos es solo una constelación correcta de lucha cultural, política, económica y territorial, ¿verdad? Esa es una especie de forma de lo que eran las revoluciones. Las revoluciones en realidad suceden para algo, y no pudieron haber estado del todo mal, pero lo que sabemos, porque las revoluciones todavía no están sucediendo, y estamos tratando de llegar a un nuevo revolucionario; bueno, que esta renovación, o hacer crítica a una nueva persona en la que siempre se supone que debemos convertirnos, es algo que debemos tomar en serio. Volviendo al inicio de la conversación y los conflictos que tenemos dentro de las organizaciones. Para que éstos se pueden resolver de manera útil significa que todxs en las organizaciones se vuelven nuevos o la gente se va; o las prácticas solidarias, -y sigo actuando con mis manos, entrelazando los dedos-, significa que nos convertimos en nuevos porque no estamos acostumbrados a estar colgando de las manos de otra persona y confiar en el camino a seguir. Y sentimientos y todo esto. Entonces, tal vez esas podrían ser formas de pensar sobre lo viejo y lo nuevo, sin imaginar algo auténtico en el pasado que hay que obtener, y que todo lo que sabemos y somos no es auténtico y debemos alejarnos. No creo que lo decolonial signifique destruir todo y luego llenarlo con algo nuevo. No entiendo siquiera lo que eso significa.
Silvia: Lo que comentaba antes es que nosotrxs tenemos demasiados objetivos y uno es la lucha antirracista, pero diferentes formas de organizar esta lucha. En estos últimos días estábamos hablando entre varias personas cómo las federaciones africanistas de africanos y afrodescendientes y las maneras en las que están intentando organizar no funciona. Hay una organización en Barcelona, no funciona, otra en Madrid, no funciona, acaban de intentar organizar una en Valencia y la primera reunión ha sido un desastre. Hay una en Murcia que si funciona pero es todo bastante complicado. Porque realmente las realidades de las personas negras en España, en Barcelona, son muy diferentes, entonces, por ejemplo la mía, la suya y la de una mujer que ha llegado en patera. Ahora también estábamos pensando, sí que hay un deseo de unificar que no se está dando, y pensamos que quizás, elegimos un objetivo concreto, y pensamos en Black Face en España. Entonces, cómo poder unirnos todxs para confrontarlo, crear una ley y prohibirlo, no sé, pero me refiero a un objetivo que nos pueda dar un poco de unidad y en general, si no todo es un poco…
Ruthie: Sí, me parece a mí, si estoy entendiendo que la gente en tú organización siente que todo tipo de cosas deben pasar, y todavía, debido a estas diferencias entre miembrxs o participantes, acordar en una cosa está siendo difícil.
Silvia: Ya no solamente en grupo, en grupo nos acabamos poniendo de acuerdo, estaba pensando también cómo hacer grupos mayores a nivel Catalunya o España.
Ruthie: Bueno, creo que tener una campaña a la que la gente ya le está poniendo atención, un problema que ya tiene la atención de la gente, que podría permitir que mucha gente venga y se torne activa, y en ese contexto pensar en otras campañas, también a nivel internacional, Black Pete. Pero también estaba pensado lo que decías. Acerca de la diversidad de la gente negra y afrodescendiente aquí en España. Entonces, ¿hay alguna razón para que la organización sea organizada del modo en que ha sido en primera instancia? ¿Por qué asiáticxs? ¿Por qué africanxs? Y esa debería ser parte de alguna respuesta. No estoy haciendo una sugerencia, estoy haciendo una pregunta. ¿Por qué, cómo y qué ha pasado que nos organizamos del modo en que lo hacemos? ¿Cuáles son las estructuras que hacen parecer eso tan sensible? Y aunque estoy tratando muy duro y presionando por respuestas, alguna posibilidad de nueva organización podría venir. Lo que no significa que la gente negra no tiene su lucha, o lxs asiáticxs la suya. Siento curiosidad.
Silvia: La soledad. Nos hemos sentido siempre solas, la única niña negra, entonces la necesidad de compartir estas experiencias.
Ruthie: Entiendo lo de compartir pero la pregunta es, si la diversidad hace difícil organizarse, entonces ¿qué hacemos? Solo pregunto.