1983 o el nacimiento de una nueva generación de antirracistas
Audre lorde: LAS HERRAMIENTAS DEL AMO NUNCA DESMONTARÁN LA CASA DEL AMO
El antirracismo institucional no tiene ninguno tipo de principios emancipadores, no trata el problema del racismo desde sus perspectivas estructurales, apoya el estado en sus controles de poblaciones no blancas. Es un tipo de excusa, una manera de decir “mirad, si tenemos tantos organismos no es verdad que hay tantos problemas de racismo, además estamos tratándolos, no os podéis quejar”, es vendernos humo para intentar distraer el cansancio y la rabia de las poblaciones racializadas. Este antirracismo no tiene el fin de aceptar la pluralidad de nuestras sociedades, es un principio heredero de los principios asimilistas. Este antirracismo busca convertirnos en blancos, busca blanquearnos bajo un modelo único. El antirracismo institucional es muy listo porque desplaza el problema sobre el individuo y la sociedad civil, desde un enfoque de responsabilidad moral, cuando el estado mismo es uno de los principales emisores del racismo estructural, desplazamos el problema y olvidamos donde está el problema de raíz, el estado.
Nosotros sí vemos colores, nosotros sí sabemos que no somos todos iguales; el antirracismo político defiende un cambio de paradigmas y no una integración bajo las condiciones y las normas de la hegemonía blanca.
No podemos situarnos en el presente si no entendemos de dónde venimos
¿Por qué digo que venimos de los movimientos no blancos anticolonialistas? Hay que saber que la descolonización o al menos su inicio fue el primer día de la colonización. Somos historias de lucha, dignidad y resistencia, la historia de resistencia en contra del blanco es tan larga que la historia misma del colonialismo. El antirracismo es la resistencia de los cuerpos herederos y representantes de las poblaciones del sur global colonizadas y esclavizadas que siguen luchado por su dignidad en los países del norte y el sur global. No hay desconexión entre el sur y el norte para los cuerpos no blancos, estamos íntimamente ligados al sur. Trabajamos la caída de la blanquitud, no dudamos de la legitimidad de nuestras luchas por nuestra dignidad, porque a pesar que los nuestros pueden morir en el camino, sabemos que los siguientes cogerán la herencia de lucha que les habremos dejado, como los más mayores nos dejaron a nosotros.
« Hemos bloquedado nuestras rabias entre el merito y la herrancia » Gael Faye
La generación no blanca del 83 en Francia y el fracaso del antirracismo institucional
Voy a intentar hacer un análisis para poder ver cómo pueden resonar algunos hechos en el contexto español (y catalán). Muchos patrones y actitudes que describiré aquí son muy similares a la situación actual que vivimos en España. Cojo el caso francés porque lo conozco mejor, pero hay que saber que eventos parecidos han podido pasar en otros países occidentales con pasados coloniales, por ejemplo, es interesante estudiar los años 80 en el Reino Unido. Iré del periodo del 1983 hasta hoy en día, apoyándome en el podcast de Kiff ta race, que toca específicamente las cuestiones de racialidad, donde invitaron a Nacira Guenif, mujer árabe-francesa, socióloga y activista antirracista. En 1983 no había nacido, Francia iba a conocer lo que podríamos llamar la primera marcha en contra del racismo de dimensión nacional, hubo anteriormente también disturbios y manifestaciones en contra del racismo, de la policía, el estado y las colonias. El periodo de 1945-1970 es importante de conocer para entender los movimientos de resistencias, ya sean en el norte o en el sur global. 1983 es clave para poder entender el progreso del antirracismo institucional francés, su entrada en las entidades y instituciones blancas y porqué cuando el estado viene a flirtear con el antirracismo nunca es buena señal. No os olvidéis, los derechos humanos, el principio universal, la laicidad, SOS racismo; somos nosotros. Francia no es solo famosa por sus derechos humanos, es la reina del racismo institucional y estructural y ha inspirado a muchos países europeos en sus sistemas institucionales racistas.
La Marcha fue iniciada por Toumi Djaidja Des Minguettes (barrio de Lyon), un joven que había vivido violencias policiales. Las personas que vendrán a apoyar la iniciativa y iniciar esta marcha, aparte de un cura blanco, eran “hijos de migrantes”, como tanto les gusta decir los de segunda generación. 32 personas decidieron cruzar Francia desde Marsella hasta París, donde llegaron a ser unas 100.000 personas, lo que obligaría al presidente de la época a recibirlos. Hay que saber que en los 70 las personas que llegaban a Francia eran ex colonizados, las colonias del imperio francés habían caído pocos años antes. Nos parece todo muy lejos, pero las fechas del final de las guerras de liberación no están muy lejos de la muerte de Franco, solo que la colonización había empezado 400 años atrás. En los 70 Francia conoce un momento realmente poco glorioso, las personas blancas francesas mataban a personas migrantes, ponían fuego a alojamientos de trabajadores migrantes, básicamente atacaban a las poblaciones no blancas… Crímenes que quedaron impunes y que seguían pasando uno detrás de otro. Tampoco habían perspectivas de justicia, sabiendo que la policía misma también participaba en esta violencia y estos asesinatos… Al mismo tiempo se estaba normalizando la institucionalización urbana racial en el territorio, con las “banlieu”, zonas en gran mayoría no blancas, de obreros (quien pensáis que ha reconstruido Francia post guerra). Todo este conjunto de situaciones dio pie a la marcha del 83. A partir de los 80 se pondrá en marcha todo un sistema de controles policiales intensificados y específicos para las “banlieu”que acabará normalizándose con el tiempo.
En el 83 hay un cambio de generación en la sociedad francesa, ya no son migrantes o ex colonizados sino por su gran mayoría franceses. Estos jóvenes quieren reivindicar la igualdad en derecho y ciudadanía con los blancos. Vendrán a llamarla la marcha por la igualdad, pero la prensa la llamará “la marche des beurs”, (beur quiere decir árabe, viene del “verlan”, argot francés que invierte el orden de las sílabas). Llamarlo “la marche des beurs” lo desmaterializa y le quita la dimensión política, cuando era una lucha por la igualdad de derecho para las generaciones post coloniales. Es para focalizar el hecho que el problema serían los árabes (específicamente los argelinos) cuando otras poblaciones no blancas estaban presentes y no luchaban solamente por los árabes sino por todo los post coloniales franceses. Al llamarlos así la prensa los mete bajo tutela, se los infantiliza y los vuelven inofensivos. Después del encuentro con el presidente, se monta un movimiento oficial del antirracismo institucional, cuando se sabe perfectamente que los sistemas de violencias y vigilancias de las poblaciones no blancas son hechos vía los sistemas estatales. El estado sigue actuando en contra de las poblaciones no blancas, es una manera de desviar la atención al problema de raíz. Este antirracismo oficial estatal se crea para quitar la autogestión de las personas no blancas y vaciarlo de contenido político. SOS Racismo que es creado unos años después, está directamente mandado por el gobierno y las instituciones por subvenciones públicas junto con todo tipo de instituciones o entidades parecidas. Se organiza un sistema de tutela de las poblaciones no blancas. En el 84 SOS organiza un evento donde vendrán a distribuir “manitas amarillas”, el famoso eslogan que nos metió todos en la mierda “touche pas à mon pote” (no toques a mi colega), pura campaña del antirracismo moral que no trata los problemas de estructurales. SOS hizo un trabajo de recuperación política, el movimiento principal venía de las banlieu y las juventudes no blancas por los problemas de violencias policiales, pero se enfocaron sobre la responsabilidad moral individual de la ciudadanía en vez del problema estructural que estos jóvenes estaban denunciando.
Desde entonces se montó toda una operación de comunicación mandada y gestionada por instituciones blancas. Básicamente es el mismo estado dentro de sus mismas instituciones que pretende tratar el problema del racismo como si fuera solamente un problema de personas que habría que reeducar. Es una llamada a la buena moral, llamando al famoso pacto republicano y universalista, en Francia no hay diferencias, no hay colores, no seas racista y se un buen republicano. Entonces simplificamos el hecho que ser racista se resumiría a ser una buena o mala persona donde solo las personas vistas como malas serían racistas. Vamos a dedicarnos a reeducarlos montando conciertos, eventos pluriculturales para poder reeducar a las malas personas. A la vez empieza todo un negocio ligado a estas prácticas del antirracismo moral blanco institucionalizado, muchísimo dinero que se va a mover detrás de estas prácticas, es un negocio del antirracismo blanco moral e institucional que se monta. Todos este dinero público y privado perdido cuando se podría haber invertido en acciones o medidas realmente eficientes. Es una manera para el estado de simular que está tratando los problemas de racismo y no poderle hacer ningún tipo de reproches. Estos jóvenes no blancos si señalaban el dedo al estado y las violencias policiales, que hasta hoy en día no han parado, este mismo año seguimos contando con asesinatos de personas no blancas de barrio por parte de la policía, 35 años después…
Kerry James « son los mismos hipócritas que nos hablan de diversidad que expresan su racismo escondiéndose debajo de la laicidad »
Entonces qué tenemos aquí, un antirracismo institucional que se apropió de las luchas de las personas no blancas de barrios, despolitizando la lucha y tratandolos como niños bajo tutelas. Cortándoles las posibilidades de intentar montar unos movimientos auto gestionados, más una comercialización y provecho de personas y entidades blancas que viven de nuestras vidas. Pero claro durante todo esto, el racismo estructural e institucional no se trató como se tendría que haberse tratado, la policía siguió matando a los no blancos y los sistemas racistas estatales seguían actuando en contra de nosotros y vigilándonos. Fue un fracaso total, todo la interculturalidad y sus metodologías desarrolladas por blancos no funcionaron. Los no blancos franceses llegaron entonces hasta un punto de ruptura con las entidades e instituciones blancas, especialmente las de izquierdas blancas humanistas, sus organizaciones y ONGs de todo tipo. Si ponemos ahora toda esta demostración en el contexto español, ¿no hay cosas, patrones que os suenan de algo? Os dejo con esta pregunta.
Post resaca del antirracismo moral y institucional
Desde los años 80 y el gran fiasco del antirracismo institucional blanco, se ha operado una ruptura por parte de grupos no blancos, actualmente representan instituciones e identidades que representan nuestros enemigos políticos. Además muchas de ellas han cogido un camino racista protegiendo a la república y la Francia que no ve colores, llamándonos etnicistas, racialistas o comunitaristas. Se montaron nuevos grupos autogestionados (ideológicamente y económicamente) por y para personas no blancas en toda Francia para tratar temáticas especificas a los grupos y comunidades. Es la repuesta de los descendientes del sur al antirracismo institucional, el antirracismo del 83 tenía vocación a caer y es lo que pasó. Algunos de los grupos que se montaron son el CIFF (Le Collectif Contre l’Islamophobie en France), el CRAN (Conseil représentatif des associations noires de France), la brigade anti négrophobie, les indigènes de la république, urgences notre police assassine, le comité d Adama Traoré, la voix des roms, l’association des jeunes chinois de France… La maquinaria institucional no contestó a los problemas específicos y globales de los grupos. Nunca tuvieron en cuenta sus demandas y agendas políticas. Estos nuevos grupos, estas nuevas coaliciones lejos del blanco representan el gran fracaso del antirracismo estatal francés. Hay un cambio ahora mismo, toda una actitud muy asumida en cuento a las preguntas de identidades. Nacira Guenif de una generación mayor a la mía, justamente era una joven adulta durante el 83, y describe una cosa de mi generación “tienen un cierto posicionamiento frente a algunos discursos y no tienen miedo de afirmar sus identidades”. Hay algo especial en del humor de mi generación, algo muy ácido, pasamos por encima de la cara del blanco. Lo describe muy bien Guenif, me siento totalmente representada por este pensamiento. Otros países del mundo tienen también esta acidez en el humor, esta manera de reírse del blanco sin preocuparse de su opinión. Ella dice que las generaciones más jóvenes somos las que hemos cambiado totalmente el registro de la toma de palabra, que, de manera sarcástica e irónica, tenemos tendencia a no dejar los demás hablar por nosotros.
Casey : Puedes creerme, hacerse el sorprendido y sonreír con ironía, es el punto de vista de los condenados de las colonias
Actualmente en Francia las voces y los grupos del antirracismo político han cogido mucha fuerza y espacio en los discursos y debates nacionales. Por eso que estamos teniendo un contra ataque fuerte de las fuerzas blancas republicanas y universalistas (izquierdas incluidas). Nuestra presión se intensifica, más el estado y sus protectores contestan, la república y sus valores universalistas están siendo cuestionadas, entonces contra ataca a sus poblaciones no blancas. La república amistosa del 83 que intentó guardar bajo tutela a sus poblaciones no blancas ha perdido el control, empieza a asustarse, pone en marcha su maquinaria institucional, mediática y violenta racista para atacarnos, como siempre lo hizo. Pero las generaciones actuales del antirracismo no blanco, no son personas que se callan o que se esconden a la hora de luchar para luchar por cambios de paradigmas. El monopolio de la historia y sobre nuestras vidas se acabó, y lo vemos un poco más cada día con las diferentes crisis que están pasando las sociedades blancas occidentales. La vieja república colonial y racista no se sostiene más encima de estas jerarquías raciales que ha creado.
“Hacen de nostros niños para prohibirnos luchas, entonces vamos a volver a ser adultos” Gael Faye
Acabemos con el antirracismo blanco y institucional
Yo no lucho para ver cambios inmediatos, planeo la lucha a largo plazo para los de la próxima generación. Este trabajo de fondo, de transmitir patrimonio de lucha de generación en generación, se hizo entre las generaciones coloniales y post coloniales del territorio y ex imperio francés. Por eso que mi generación y la más joven no tenemos más miedo e imponemos nuestras identidades y agendas políticas. El blanco no da más miedo y la república tiembla más y más, la estamos desestabilizando. Desetabilizamos el estado bajo todos los remedios que tenemos. Nuestro rol y lucha no es que no se acepten desde una realidad blanca, porque la integración y normalización implica un blanqueamiento y una negación de la pluralidad, una negación de nuestro ser profundo. La normalización es peligrosa y violenta para los cuerpos no blancos. Yo no quiero ser integrada en una sociedad racista, trans-homófoba, machista, clasista. No quiero vuestros privilegios si es para volverme tan racista y violenta como vosotros. Nuestro ideal es un cambio de paradigma, no me interesa que ningún blanco me acepte. Hemos parado de pedir migas a un estado que de toda forma no reconocerá nunca como totalmente franceses a sus hijos indígenas, porque la república se construyó así encima de nuestras vidas. Somos solo un grano de arena que hace funcionar la lucha. Es importante aprender a situarnos, conocer nuestro pasado para entender a qué presente nos enfrentamos, no pensar que somos la generación que va a revolucionar el mundo, mi cuerpo es un cuerpo que además lucha por los nuestros, hubo personas antes, habrán personas después. Es importante también posicionarnos en función de nuestras realidades, capas sociales, raciales y no olvidar nuestras relaciones íntimas con el sur global. Yo soy y quedaré una descendiente del sur en el norte. Que viva el antirracismo político, que muera el antirracismo institucional. Hay la derecha hay la izquierda y hay el sur, somos del sur dentro del norte.